sábado, 15 de diciembre de 2012

De igual a igual

...para aguardar con calma
a que te crees tu misma cada día.

                                                   Ángel González

Capricho de media tarde de viernes.
Tu soledad con la mía
resisten,
más son débiles
como el canto incorpóreo de la palabra antes de un beso,
como el sinérgico latido del silencio
con tus manos.
                        Sangre de nuevo invierno,
místico, en los bordes afilados del muérdago
de plástico de una esquina de la Plaza Mayor,
en la que nunca da el sol,
que se esconde a los turistas japoneses
y a esos incómodos señores
que venden esos helicópteros asesinos a los niños
en los márgenes de la calle, ocultos
por las sombras intrépidas de los compradores
de última hora
                       y allí,
tú misma;
                evocados nosotros
de igual a igual
bajo la atenta mirada de los Austrias
invocamos la magia perdida,
rumor vítreo de rosas
que inventó la lumbre persuasiva de tus ojos.

Y ahora,
              (es decir, después,)
como dijo el poeta, estoy
besando un beso.
                            (Te recuerdo,
pero escapas.)
                      Vuelve a mí
esos tus ojos,
que este cataléptico Lázaro
levante la luz de tus caricias.

Y eres tú,
libremente ideada,
modelada
en la canción florida de sueños y de pájaros,
en realidades manifiestas,
sólo tú,
así sin más,
en tu sencillez acostumbrada.

He aquí el secreto, y de este modo
somos nosotros
algo más que la suma de las partes.

Somos nuestros,
corazón,
ni yo de ti ni viceversa.



Leganés, 15 de diciembre de 2012