domingo, 25 de diciembre de 2016

La esperanza del regreso

La sutil evocación
de nuestras caricias como pájaros
en este fiel y ardiente invierno,
rozando en místicos recuerdos
tus ojos misteriosos,
                                  que
escapan
              rodando
desordenadamente entre tu pelo,
soñando
              una existencia paralela,
alondras de palabra,
canción de palabra renacida.

Tus besos dibujan copos en la noche.

Se revelan, con tímida ansiedad,
los póstumos alientos de noviembre,
las sombras cóncavas escondidas
debajo de tu cuerpo,
dimensión infinita de verdad,
temblor de las retamas bajo nubes de deseo
que dictan el misterio inquebrantable de este amor reconstruido,
que me salva cada noche con bocetos de cariño
que nunca morirán.

Como cada día, volveré a la cama
buscando a tientas tus
gafas y tu
boca,

tus lágrimas emocionadas de un treinta de marzo,
de un siempre despertar cada mañana
entre sinceros brazos,
de un tiempo monolítico que nos observa.
Y volver a contemplar el sol tras la tormenta,
el ánimo recóndito,
                                 un parque del Retiro
desenclaustrado de sinceras y legítimas
sonrisas.

                 Entretanto,
despertaré mis versos inconexos,
soñaré con la esperanza del regreso, y con las noches
de juvenil asedio,
de labios descubiertos en las sábanas.

En fin.

              Desde luego,
una noche tonta la tiene cualquiera.

Leganés, Nochebuena de 2016, 02:57h

lunes, 14 de noviembre de 2016

Princeps animae facultas

Primer principio de la Termodinámica:
                                                                el amor
es un sistema termodinámicamente inestable
que transforma el chocolate en caricias.


Labrum, labrī

La fe impasible en la mirada.
Avalancha innata de cristal,
errática y cierta,
la esforzada dispersión de la conciencia.

Juegos malabares de palabras
      labradas.
Insólito bramante de palmeras.

Percibo la apariencia del fracaso.
La memoria de la absoluta angustia,
paradoja insensata de tinieblas.

¡Oh, capricho,
perdición de trapecios!

Una camada de arpegios destruidos.

Leganés, 14 de noviembre de 2016, 01:57 horas
Construido sobre una distribución conceptual aleatoria a partir de escritura automática.

sábado, 6 de agosto de 2016

Retorno II

Tu música, brillando rutilante como el amanecer alpino.
Tu música, equinocio de un pentágono de rosas.
Tu música, que enternece el sueño de las mariposas.
Tu música, fiel voluntad misteriosa, dulce aleteo divino.

La tempestad indescriptible ha sido convenientemente consumada
Tus cabellos, aún revueltos, me improvisan unas décimas alejandrinas.
Me arropan tus versos y el eco azul de las primeras golondrinas
en esta casa, palacio ausente, escondido tras la niebla dorada.

Como una errante planta, mis manos buscarán la temprana luz de tu mirada.
Tus ojos guiarán nuestras recordadas sombras como auroras de verano.
Verdad inmarcesible, involucrada en el anhelo gris de la palabra varada.

Como en los años del incoherente diluvio, resurgirá un voraz ardor, furor arcano
desterrando de nuestra eternidad nuestra esperanza nuevamente realizada.
Seremos infinitos. Esta cruel, amarga, ardiente oscuridad no será en vano.

Madrid, 6 de agosto de 2016, 15:04.

lunes, 1 de agosto de 2016

Íntimo

Si estuvieras aquí,
si tu mirada hipnótica
consiguiera despertar de su letargo
a esta soledad maldita,

si fueras capaz de acariciar mis versos como antaño,
si pudieras
coger mi mano en estas noches frías de veran,
si todo cuanto amamos
se reuniere
en intimísimo filandón
con cálamos y hogueras al filo de la noche,


si dejaras tu perfume de luz de incandescente luna
en cada último rincón de nuestra casa,
derramando sueños en las sombras de los sauces.

La fértil Tramuntana
no avienta mis palabras de esta noche,
pálidamente inervadas
por un estandarte de verdad
embozado de angustias.

Vestigio pretérito nuestra soledad primera.
Transformemos los inviernos en caricias.

con Barcelona en el recuerdo,
Leganés, 1 de agosto de 2016

jueves, 28 de julio de 2016

Nocturno

Léase lenta y pausadamente,
en soledad, cualquier noche de verano.





anoche 
salí a la calle
en este vecindario
parece que es de noche muchas veces


Palpé algunas miradas sospechosas,
el perro del vecino,
un taxi libre aparcado bajo una farola averiada,
un botellón lejano, no estoy seguro.

Finalmente decidí entrar en el bar de siempre,
— ya sabéis,
uno de esos bares medio vacíos,
algo lóbregos,
donde copas y corazones se alzan y se rompen
dejando esquirlas vacías de pensamiento.

sin prestar
mucha atención al barman
pedí una cerveza

Se giró.
Tembló el instante.
Crepitar tierno.
Eran sus rizos.
Únicamente sentí su geometría.

Lentamente,
sin que pudiera darse cuenta
erguí tímidamente la cabeza
y la observé tomar el vaso
y acariciar el grifo
y caer la espuma.

En este valle de lágrimas
los ojos oscurecidos.
Quizá eso
ha sido el reflejo de unas gafas.
Quizá.

Esta vez no pude evitar mirar
su reflejo en el espejo
empalizado de botellas de ginebra.
Me dio la cerveza, muchas gracias,
no muchos me miran a los ojos.
Condescendencia aparte, sonreí,
sonrió.
Era hermosa.


Quedé con ella en el fondo de aquel vaso.
Hablamos un poco
del trabajo en el bar,
ella había tenido que dejar la universidad
a cambio de un contrato de mierda,
yo le conté lo de Noelia
porque soy gilipollas
aquí yace un hombre débil
— cuando yo me muera
enterradme con mi cerveza
bajo la arena —
pero escuchó mis lágrimas
debe de estar acostumbrada
gracias por el pañuelo

Dejé en la barra mi cerveza.
En aquel dintel herrumbroso juega la luz
casi apagada de la luna.
Rocé una mano a oscuras,
fue como un chispazo,
un instinto certero y revelador.
Sus rizos descansan en mi hombro izquierdo.
Después de doce horas de trabajo
su cuello todavía huele a lavanda recién cortada.

No sé quién eres
no te conozco de nada
pero no te acabes nunca,
musité.

Cerramos el bar con nuestros labios.

[Continuará...] 

Leganés, 28 de julio de 2016, 3:00 am

lunes, 27 de junio de 2016

Triana

para Lola y Eva,
con todo mi cariño

[...]

Balcón edénico aquel puente de Triana
al que miran vuestros ojos sinceros
buscando vuestra eternidad cercana.

Las lunas pasarán, y los viajeros
quedaremos subsistiendo en nuestra arcana
soledad de amor, paz y limoneros.


En el tren, Sevilla-Madrid-Valencia,
21 de junio de 2016, 12:10
(terminado en diciembre de 2016)

viernes, 17 de junio de 2016

Ivsivrandvm hippocraticvm

Compañeros,
sobre estas torres pálidas que os recuerdan
tras los vetustos muros de esta ciudad de
palabras olvidadas,
Hipócrates resucitará para vosotros.
Habéis sido merecedores de su gloria,
habéis sido baluartes y a un tiempo esclavos
de sus artes.

Compañeros, la cohorte académica
aproxima vuestra transubstanciación.
Su camino fue dicho,
la luz gualda guía su periplo hacia vosotros;
la lámpara incorrupta de la ciencia
se acerca hacia vosotros.
Tomadla, oh jóvenes Maestros,
y sed dignos del peso de la razón pura
en el éter perverso del mundo en que vivimos,
en la sinrazón que inunda nuestro tiempo.

Ahora despertaréis de vuestras tímidas crisálidas
y, tal y como entrásteis en la casa del saber,
emprenderéis, ufanos, orgullosos, un camino sin retorno
para el que habéis sido elegidos.

Mas, ante todo,
¡oh, neófitos galenos!,
yo os exhorto
a no cerrar en falso vuestro anhelo,
a escapar de vuestros sórdidos despachos,
a que arañéis con ciencia las paredes,
a ambicionar prudentemente vuestras artes,
a no olvidar jamás vuestra sonrisa sincera
tras una historia clínica,
ni la caricia intangible
de los ojos que miran al cielo
en una planta de Medicina Interna.
A soñar
como el día en que esta sala os acogió por vez primera,
a revivir la curiosidad
de una primera lección de anatomía
durante toda vuestra vida.
A pensar
con espíritu crítico, albacea innegable
del pensamiento humano
que ilustra el único camino del hombre.
A vivir
vuestra juventud reconciliada con el tiempo,
el tiempo que hoy os reclama
como actores en el gran teatro del mundo.

La Facultad no olvida.
Sed sus dignos herederos.

lunes, 21 de marzo de 2016

El paraíso recobrado

[EN CONSTRUCCIÓN]

Para mis eternos compañeros de viaje:
Charlie, Mario, Elena, Alex, Alfonso, Gema, Julia, Fran,
Javi, Natalia, Arantza, Macarena, Lucía, Camil y Aníbal,
por la mejor semana de mi vida a vuestro lado. 
 
 Olas gigantes que os levantáis bramando...
(Bécquer)
Onde a terra se acaba
e o mar começa...
(Camões)

Cuando Natalia, en el avión, abrió los ojos,
los tahúres dominaban el silencio
resistiendo con cautela los envites de las nubes.
Bosquejos de sueño en la primera fila,
corrientes de miradas escapan deshaciendo los inviernos.

Cuando Elena despertó, súbitamente
el mar se había tragado la tristeza,
el fénix blanco seccionó la angustia.
Entonces gravitó la sombra del Echeyde,
mencionando sus ráfagas de azufre
taciturno en la distancia.
Después de unos segundos, se abre el cielo
revelando la silueta accidentada de las islas
en agónica batalla con las olas.


La tierra termina y el agua resucita,
con el mítico Olimpo a nuestra espalda
tildado de hielo y fuego.

Buenavista del Norte despierta
con corales de espuma antigua
tras noches de piedra intensa.
Sigo buscándote en la niebla.

Sobre la sombra conminuta de las nubes,
las ráfagas de pájaros cortaron
el atardecer verdoso en La Gomera.
Veo visiones,
                       constelo
                                      las luces como espadas;
en la cima de los vientos,
el mar narra las guerras olvidadas,
amores de timple y sal perdidos
ocultos parcialmente por la sombra de los dragos
y un rostro de espuma diluida en una rosa.
Miradas somnolientas
y aromas incoherentes del silencio submarino.
Las nubes forman pájaros de viento,
las águilas vigilan
el canto inesperado de estas tierras.

Y el silbido desgarrante de una pelota de golf
que ametralla sin sentido la belleza del paisaje.

Al caer la tarde,
las piedras del camino marchitaron
la mañana iridiscente de llanura y plataneras.
Sobre la arena rojiza,
Fran medita una verdad de percepciones
que interseca el silencio de la gaviota perdida.

Y de pronto,
la noche más ágil,
Lucía paró el taxi.
Ruge una máquina voraz en Los Cristianos.
Con arcaica sobriedad,
Achamán contempla su creación
de fuego y de palabras.
Maca y Aníbal impresionan de imposibles
con sus pasos contundentes de bachata
sobre el lecho tenebroso en los enjambres
incorruptos de la noche
que orbitan por nosotros sin quererlo.

Danos música y bailaremos,
danos luz y viviremos,
danos tierra y será nuestra.
Y este mar, y aquellos mares,
nos podrán acometer con el bramido interminable de su muerte,
mas lo eterno ya reposa sobre crótalos de hierro,
sobre tierra firme y lenta, sobre arrecifes de sonrisas.

Ellos son el crepitar de una ola última en esas rocas.
Son la rima de Bécquer en la cima de un acantilado.
Son el cuarto abrazo de la senda.
Son el manto de faroles que acompañan mis versos.
Son los pájaros posados en el mirador lejano.
Son la llama siempreviva que justifica los inviernos.

El tiempo no murió para nosotros. Revelemos.
las angustias ya vacías
despojadas del baluarte de silencios
del arpegio malgastado del olvido.

Jamás escribiré mi tiempo sin vosotros.




Tenerife, del 13 al 20 de marzo de 2016

martes, 26 de enero de 2016

Confieso que he querido

Sola resurgit vita.

Era cierto.
Las flores se secan en febrero.
No son más que ramas secas
minuciosamente marchitadas cada noche
por mi pena en el espejo de la angustia.

No es más cierto
que el verso acude al llanto frío.

Tu voz sigue quebrando mis relojes. Confieso
que vi pararse el tiempo en un abrazo:
tú, escorzo perfecto; yo, el desastre;
pero
sobre todo, tú, tú misma — esas
sonrisas milenarias
justifican el pesar de cada noche.

Te he amado
desde el Madrid más gris que puedo recordar.
He amado a cada instante tus palabras.
He amado tus recuerdos sin ser míos.
Pero igualmente
he llenado cántaros de lágrimas sonoras,
he abierto las heridas,
he destruido, letra a letra, las palabras.
Nunca una respuesta correcta,
nunca más que un ruido blanco, silencio
incómodo,
deshidratación moral.

Has hecho de mí cuanto has podido,
tú siempre me miraste con cariño,
remanso de paz entre traidores,
firme cielo al que aferrar mi vida,
la única razón de la esperanza.

Berlín está más gris, llora tu ausencia.
Yo veo danzar las guadañas en el techo.

Dejadnos gravitar y nos caeremos.
Dejadnos resurgir, y viviremos.
Si algo queda extenuaré mi lucha.

Si todo es cierto
y hemos muerto,
no permitas que resurja en otro cuerpo.

Continuará.

Leganés, 26 de enero de 2016, 02:19 h