jueves, 3 de julio de 2014

Vivir para contarlo

Despéinate
mientras yo me froto el sueño de los ojos
sólo para ver si sigues ahí
o te has quedado en mi insomnio
y déjame decirte
que eres la chica más guapa que he visto hoy

Elvira Sastre


Sabes
que me pasaría el tiempo despeinándote
sólo para que abrieras esos ojos tímidos
y susurraras, somnolienta y preciosa,
«tú,
        otra vez»
y volvieras a cerrarlos.
No necesito nada más.
Sólo eso
y unos minutos de pluma,
y vivir para contarlo.

Sabes
que tengo días de vuelta y media, de esos
que, cuando me despiertas, estoy cabeza abajo
recitándote a Machado en esperanto,
y me pones esos ojos tan bonitos
que murmuran:
                         «cariño, eres un idiota».
Pues la sonrisa de después.
No necesito nada más.
Sólo eso,
y volver cabeza arriba,
y vivir para contarlo.

Sabes
que admiraré hasta las últimas consecuencias
esas mañanas de pelo revuelto después de la tormenta
con toda la ropa por el suelo,
cuando dices eso de
                            «tú,
                                   otra vez»,
y nos comemos a besos para desayunar.
No necesito nada más.
Sólo eso,
cien instantes por caricia,
y vivir para contarlo.

Y sabes
que detrás de cada verso que yo haga
siempre hay una noche de luz y sal,
una habitación caóticamente ordenada
en la que nunca estás tú,
sólo una sombra orquestada que no cesa,
un susurro infrarrojo
que perturba el frío silencio de mi voz perdida.
De eso
           sí que necesito algo:
te necesito a ti,
necesito tu sonrisa en la oscuridad,
entrar y no salir jamás de la vorágine
a puerta cerrada
entre manos que miran al cielo y a tu cuerpo
para morder el dulce final de tu poesía
palabra por palabra.
Sólo eso,
amarte cada día
y vivir para contarlo.

Leganés, 3 de julio de 2014
23:48