jueves, 13 de diciembre de 2018

Accidente poético transitorio

La cantidad del verso
no es óbice: es tragedia, perorata
de agreste madrugada.
En tu vagar primario,
azul, tan silencioso como estoico,
no toparás reposo sino infamia.
Tu ingenuidad dorada,
valiente, a un tiempo precipita
las hojas de metal, taimada lluvia,
el débil escozor de la metralla
y la pausada orilla, que no es cierta.

Mas, ¿qué haremos contigo,
ruin marmórea adversidad, si tu me llamas
y en llamas mismas cercas, ya amaestrado,
mi ardor egodistónico?
Mi púrpura invasora, sopesada
en los inviernos pálidos,
se expone en la vitrina junto a un ojo
en frascos de formol fríos, ambarinos
que vagan por la cripta de un osario.

No sé creër que el fuego
será todo pureza en la malvada
palabra visionada por la Parca.
Tampoco sé creer si su justicia
será mítico trance que perdone
los años sin recuerdo consumados,
la póstuma venganza del verso
que puso una decrépita mañana
aquel viejo factótum despiadado
de atuendo inconsistente
que ilustra un propio círculo de espinas
y en ellas va a inmolarse.
Pues noble es aquel fin por el que el verso
redime a su creador,
quien, ciego de formol y de criaturas
nos vence en el espíritu, y nos ilustra
por ser tan mal que bien, por ser la ausencia
del éxodo del alma, y porque el tiempo
no es sino un almacén de ruinas muertas.

Alcorcón, 13 de diciembre de 2018,
19:31h

sábado, 1 de diciembre de 2018

Para que su silencio sea venganza

Coreico discurrir de las luciérnagas
en esta noche increíble,
translúcido cantar a medianoche
como luz de otro siglo,
inmaculada.

Madrid es un horizonte infinito
de claridad ligera y de cafés recónditos,
de amores decadentes, nubes púrpuras;
al oeste, el artificio consabido
que quien desprecia una noche
y esquiva la ilusión como una angustia.

El frío era un viejo órgano
y Scriabin un pelele:
danos fuego,
luz, música, impíos inviernos:
sabremos
ponerle nombre y sueño a cada página
de música y amor,
sabremos explorar lo inexplorado
en manos de otra hierba victoriosas,
de sol transfiguradas,
otrora por el canto redimidas.
Brilla, que la luz del Auditorio
es dulce meridiano en tu existir
con la armonía sedienta
del lento y poderoso amanecer que te contempla
para contar la historia,
para que su silencio sea venganza.


Hospital Universitario Puerta de Hierro
Majadahonda, 28 de noviembre de 2018, 08:13h

sábado, 17 de noviembre de 2018

Basilar

El cielo es un lugar
negro y sombrío.
Los ángeles traen polvo
y la trombosis,
sueño.

Se rompe la palabra en el cerrar
y en la midriasis.
Qué tristes y arreactivas las caricias,
qué trémulo silencio,
qué hiriente el monitor, cuan ruin la ausencia
en el letargo derramada.

¿Qué noche será aquélla
para mí? ¿Cuándo será,
reloj callado, el frío holocausto?
El hombre en coma es uno
con la almohada:
no hay tiento que deslumbre sus pupilas.
Deja de respirar, pero no quiere:
su pobre neuroquímica hará el resto
y trocará
la cama por el roble,
la luz por terciopelo
y su último suspiro en esta guardia
será tan verdadero
como su gran periplo
en esta vida fue certero.

La tierra,
el puente, sean ligeros,
y el sueño sea infinito y luminoso.

lunes, 5 de noviembre de 2018

De puro blanco

De puro blanco la elegancia es vana:
un entramado, un hormiguero en seda,
gentil, discreto que, al partir, hospeda
la niebla furibunda, piedra arcana;

granito sobre mármol la mañana
sombría, sin corazón, cuando remeda
la tierra en la que escribe la moneda
el trágico destino en cada cana.

La puerta no es de hierro, es un ingenio
parcialmente marchito del que fuera
hospicio derramado por la historia.

Me entierra ahora este mármol primigenio,
tan fondo del abismo y tan de hoguera,
tan bosque de la ciencia y la memoria.

Hospital Puerta de Hierro Majadahonda,
5 de noviembre de 2018, 07:40

martes, 23 de octubre de 2018

Habanera

Respirar
tan sólo
con un batir de alas,
una
mirada cada vez más
lejana
en el
cristal
de tu noche,
el suave acento añil
del paso de una
mariposa
(extático elixir, hexágonos
exangües, como un
axioma inexplorado),
un éxtasis tan cierto como llueven
las espinas sobre el cuerpo.

Triste, lejana es la mirada
violeta del puerto,
un misterioso despertar
recorre el corazón.
Para las noches de invierno
yo escojo este lugar,
para las almas que anhelan la penumbra
para no regresar.
Para el recuerdo escojo
la tarde sin mañana,
la nieve sin pasión.
Para tus ojos sueño,
inquietas, las palabras
que vuelvan a extraviarme,
que escojan mi destino,
que escriban tu canción.

lunes, 15 de octubre de 2018

La fase cuatro de Kübler Ross. Segunda parte

Qué puede ser más cierto que tu acierto,
qué puede más verdad que tu verdad,
qué puede ser tu pluma en mi silencio:
es música cortante, es viento, azar,

es ánimo deshecho a medianoche,
es canto y es letargo, es suspirar
después de cada tarde en el espejo:
la mano que te sana, ¿matará?

En el rencor, un verso en la pared:
"Tenemos que inventarnos la locura.",
y un pájaro de lengua lo rompió,

sus restos, anegados por las lágrimas,
encima del cuaderno morirán.
Entonces dijo el cuervo: nunca más.

La fase cuatro de Kübler Ross. Primera parte

Yo nunca fui silencio
ni fui olvido.

Aquella tarde,
y era octubre
también, como nosotros,
cuando me despedí
sentía que había coherencia,
¡oh dios, qué grande era
poder decir este árbol
y que hubiera un manzano,
poder decir no vuelvas
y que nunca volvieras...!

Pero es que ya no quiero:
¡aburre el verbo
tan siempre infinitivo
e imperante!
¡Aburre la verdad
tan despojada
de epítetos hermosos,
de ironía,
de juegos de palabras
y de amor!

                         Yo habré podido
estar muy loco por tu luz,
por tu mirada
y por tu cuerpo.

Sabes
          (porque te lo dije)
que en mí habitan los
sueños, ánimos, misterios:
nuestra casa
quizás tan Dinamarca como nunca,
la música, remedio
de nuestra soledad...

Ahora
tan sólo hay unas ramas de secano
en un campo vacío
de esperanzas.
Ahora,
fracasadas,
contemplo sus terribles epitafios.
Ni siquiera hay flores.
 
El día que abandonamos la inocencia
y vino el texto
a darme en la cara con sus letras
se acabó,
murió una parte,
¡qué grandes éramos entonces!

Nunca eres amor
cuando viene el notario.

Carmen.
¿Por qué perdimos la locura?

Leganés, 15 de octubre de 2018, 00:48h

jueves, 11 de octubre de 2018

Speakers' Corner

meanwhile
pasa página
por avería en el tren
esta es una respuesta automática
el servicio no se presta con normalidad
para ir a Almacenes Silvia
habrá también que cruzar Núñez de Balboa
tiene derecho a guardar silencio
estoy en la tristeza
durante un tiempo estimado en más de quince minutos
la mochila en el suelo
para el diálogo
las ventanas sudadas
la química del odio
los ojos cargados de otoño y estoicismo

Para el gran juicio,
si no trae corbata
se le proporcionará una;
si no trae coro,
tiene derecho a uno de oficio;
si viene a oscuras,
ponga su propia vela por 3.99€.

...y sonríe,
mientras los lentos días se dilatan
hasta que un día caiga el telón
y será todo Borodin
y un lienzo blanco
quod in principio erat
tal vez Da Capo, acaso Fine,
Finfine.

Suanzes, 18 de septiembre de 2018. 19:03

Unos haiku mediocres

Ocasionalmente
las bolas del jersey de lana escriben
una obra de Stockhausen.

Una mujer madura
escarba esa promesa en una
aplicación para iPhone.

Sin maquillaje
tu piel es una alondra,
poesía mudéjar.

En otros tiempos
los naipes se preceden
de estocadas.

Hablemos sólo
para escribir la luz
sobre tu cuerpo.

Manuel Becerra
debió de ser un tipo
muy aburrido.

Mirar al suelo,
visitar lo prohibido,
salir ileso.

martes, 9 de octubre de 2018

Hacia el final

A ratos
uno es joven, y es
cuentista, y es
poeta
           y llama con el alma a alguna puerta;
los trozos de cristal amontonados,
por muy amontonados no son
más ni son
verdad
ni son eternos.


Nací en un “dónde encuentro algo
que amar”.
                   Los pájaros decían que dónde estaba,
mirando
                hacia tus ojos.

Yo pienso que
los trenes nos pasaron. ¿Pues nosotros,
qué íbamos a saber,
pobres neófitos?
                            Yo,
la copia triste y trémula de antaño
cuando con zurda inspiración garabateaba
pinceles de Miró bajo la lluvia
de un tren que no llegaba;

tú,
     ay, ¿qué ibas a hacer?, pobre arrebato
consciente como el viento en el camino
del signo de los tiempos.
                                        ¿Si habrá espada
peor que la que se ama,
si erial más doloroso que el olvido…?

Amarte y no tenerte, en otros tiempos
tal vez era el viaducto.
Ahora ya da igual: qué importa el tiempo,
la vida, una palabra, esto de amarte y
no,
      y ahora tenerte y
no…

Yo mimo este teclado, este cuaderno
florido de quererte,
de, en próspero silencio,
hacerle mucho bien a las palabras.
Revelo entre mis manos esta llama,
que algún otro momento será el nuestro.
Los versos son morfina en el trasiego
tan crónico, infinito,
sin pólvora ni celos, y sediento
de lágrima y recuerdo.

La vida te querrá por lo que fuiste:
salvadora.
Por ti, como don Juan, redimo, expío,
cabalgo hacia otros cielos
otrora inmerecidos.

Amor,
volvamos a empezar. La vida es breve;
la Parca, vil triángulo, reloj que no perdona.
Alguien nos amará. Tal vez nosotros.
Que el canto no se muera. Que
el beso del final no sea el tiro
de gracia.
                 Que tu última palabra no sea vana.
Que vuelva a hacer calor en primavera.


¡Oh dios, qué gran Musa,        si hubiera gran autor!


Hospital Universitario Fundación Alcorcón,
9 de octubre de 2018. 00:20 horas

viernes, 5 de octubre de 2018

Tiempo otoñal

Tiempo otoñal. Polvo callado. Fe.
Rocío inquieto. Hojas trémulas. Nistagmo.
Desastres naturales. Un dibujo
de niño. Laudes, vísperas, completas.
Campanas sumergidas. Y el Ángelus
que murmuran los cuervos.
No es música: es carroña, un esqueleto
hediondo en el camino,
brochazo cadavérico en el lienzo
del sórdido retrato de uno mismo

jueves, 14 de junio de 2018

Siempre este mar

para Laura, con cariño

Siempre este mar
callado.
La luz, grávido espasmo, espera
su crepitar salado;
por qué es azul tu pálpito,
por qué se
va escondiendo en cada aurora.

Siempre este mar
soñado.
Como en la noche las estrellas,
también se van reuniendo los abrazos
que constelando verdades
nos siguen tan cercanos desde lejos.
Como en el mar las figuras
deformadas del sueño y la ceniza
blanca como un sol egipcio, esbelto,
recorren nuestras almas el camino
como cometas al cielo
en baile infinito, y este aroma
que tornasola la ausencia
al fenestrar la mañana.

Siempre este mar
esperanza.
Tú dices despertar, yo cojo un taxi,
el tren, el patinete,
y acercarás el sueño dormido en el Eterno,
noche pálida de viernes
afán por describir
siempre este mar,
íntima pluma,
ingenio de cariño en el oasis de tu música.


Hospital Universitario Fundación Alcorcón.
Jueves 14 de junio de 2018, 15:31h

martes, 29 de mayo de 2018

Last call

El busca es un relámpago en la noche.
Un código,
y yo con estos pelos
(menos Abi
que siempre va estupenda a todas partes).

En Boxes son las tres de la mañana.
En Boxes sólo hay penumbra infinita,
fantasmas que se ubican y se escapan.
En Boxes se firman las sentencias
de muerte de los hombres.
La Observación ejecuta,
y, en Críticos, tan sólo
sepultureros del fracaso.

Joder, qué ganas tengo de triarme.
Y vienen. Y llaman. Y piden.

(Mi amor es veraniega flecha.
Mi amor es tan lejana
criptomnesia...)

Confirmas que eres otro
si piensas que el espejo está abollado
y tú eres quien lleva los golpes puestos.
Llegado un punto
(que pueden ser las seis de la mañana)
ignoras tu alma exangüe
te aferras a tu mnesis, "yo soy joven
y médico, tengo un trabajo digno".
Pero ya eres algo menos que un escombro,
un yermo subproducto del sistema.

Yo no he dejado escrito
que el tiempo, con su arena,
corra
también para nosotros
Yo no he dejado escrito
que el viento arrugue el polvo de las hojas
blancas del calendario.
Yo no he dejado escrito
que quiera marchitarme poco a poco.

Soles de noche ciegan
miradas que, vacías,
recorren los pasillos de la Urgencia,
y que nadie recoge.

¿Y tú me lo preguntas?
Una guardia
es un dispensador de martillazos.

domingo, 22 de abril de 2018

Primo vere

Para los días de viento,
para ti floreceré naranjos
con hojas de libélula.
Despertarán su ausencia,
su polvo de crisálida,
cristal impertinente,
fugar de la memoria,
vibrar del vidrio verde,
verdejo, voluntad
de vespertinas aguas.
Te rozará la piel
el aliento emplumado
del luminoso fénix
mientras la diminuta corte de elementales
explora tus caminos
entre los bosques rubefactos del deseo,
desnuda en aquel prado,
Reina, Artemisa blanca
verás trocar los arcos por caricias,
harás sentir tu flecha como besos.
Las flores de este abril serán tu velo,
tan púrpura de abrigo y de verdad
que anhelo en cada viento que respiro,
un mítico tesoro entremezclado con los tréboles,
providencial colina,
sonrisas esparcidas como frutos.

martes, 17 de abril de 2018

España

in memoriam Miguel de Unamuno


Y yo, ¿qué habré yo de hacer
para ser médico y joven,
para ser poeta, palabra
viva de mis vocaciones?
¿Quién eres, ardor inmenso
que aúnas imaginaciones,
tristezas, viento de un pueblo
que miró crecer las flores
mientras se matan hermanos,
tiran bombas los aviones
y Unamuno eleva al sol
sus últimos estertores?
Pues este pueblo español
obrero de vanidades,
disgusto de la vanguardia
de los intelectuales,
alaba y se vanagloria
de infinitas necedades,
del bienestar egoísta,
del faltar de libertades.
¡Nunca vivirá la muerte,
salvo en sórdidos lugares
en los que voces de mando
resuenen en los metales
y peces de antiguo plomo
atraviesen los bancales
mientras asesinan a estos
pobres rojos, criminales
del cultivo de la vid,
de sembrar los cereales,
de nutrir a los ejércitos
que pasean por arenales
de Tetuán y de Melilla
rugiendo sus versos árabes
de venganza nacional,
de soflamas militares
que condenarán a España
como no se ha visto antes!
Mi España, patria olvidada
de incultura formidable,
tierra de troveros muertos,
de maniqueos indomables.
Siglos ha se puso el sol
que sale por Baleares.
Por la lejana Orihuela
tus cabras, Miguel Hernández.
Y por Gabriel y Galán
viene a meterse por Cáceres,
el Hierro y Finisterre,
puntas de lanza insondables
que hacen de Portugal
hermano lejano, amable.
¡Tan inmensas tus mañanas
y tan perdidos tu dones!
cuando la noche del alma
consumió tus ambiciones.
Del Imperio sólo quedan
angustias, contradicciones.
España, tierra tan firme,
derribada, agreste, insomne.

Y yo, ¿qué habré yo de hacer
para ser médico y viejo,
para acrecer mis principios,
para vencer el tormento
de vivir en esta tierra,
España de carceleros,
España de analfabetos,
las panderetas al cielo,
España de los ladrones
y de políticos necios?
Cuando se muera el poeta
recordadlo con los peces,
que sólo con el cantar
la libertad se sostiene.
Donde la brisa y el mar
toda maldad disuelven,
donde termina tu tierra,
España de mis quereres,
¡oh tierra de Federico,
donde tiemblan los claveles
recordando la Granada
de los cantares infieles!
Vigiladnos esta España
que con furor se defiende
de la razón y el sosiego,
en la que el viento detiene
la lucha de buenos hombres,
la voz de azada y de plebe.

martes, 10 de abril de 2018

Guardia

dedicado a los nuevos residentes del Hospital de Alcorcón

Para escribir una guardia
hay que mirar los relojes
cambiantes como palabras,
hay que gustar el silencio
de las ruedas de miradas,
la percusión infinita
de la brisa lenta, trágica
del pasar de los enfermos,
del temblor de los pijamas.

Entre bosques de goteros,
su soledad no descansa
los estertores de acero
del viejo espejo de nácar.
Los dibujos de los nietos
pueblan paredes que aferran
como aliento los enfermos,
como flores las guadañas.
Puertas que corren, que cortan
las cenizas enredadas
de los fénix de la Urgencia
que tal vez no resuciten
y sean sólo eso: ceniza,
frío donde habitó el verano,
hierática, negra efigie
despoblada de verdad,
sólo un egregor exangüe...

En realidad,
para escribir una guardia
tienes que ver morir
a tus amigos de niño
postrados en una cama.
En esas noches del alma
caerán, acribillados, tus felices
recuerdos de otro tiempo
en que tu vocación,
tu pasión desde la infancia,
era jugar a los médicos
con un fonendo de plástico,
con bisturís recortables
y el maletín del abuelo.
Esto ya no es un juego:
ejercer la Medicina
es doblar la espalda a diario
mirando con dulzura,
tragarte tu arrogancia,
tu puesto MIR, tu expediente.

Porque
verás, ese moribundo
que desfallece en la silla,
eso, es un ser humano,
y tú, hijo, su última esperanza.

Amigo,
viniste prevenido.

domingo, 11 de marzo de 2018

Pregúntame

Pregúntame dónde, a menudo,
cansado de los mismos secretos,
con la curiosidad de un niño
anhelo jugar tu voz, tu sonido.
Como en el sexo lento,
sentir que somos fuerza, nueva y grande,
sueño de otoño azul, templado,
quizás nervioso,
armonía preciosa
tus tardes perezosas de noviembre.

Retorno III (Gramófono)

En otros tiempos
te guardaría la noche en un piano
templado de algodón y de carbones
humeantes.
Bajo la tapa, la bruma,
silencio escandinavo en lo hierático
del tenue itinerar lo inexplorado.

Fallecerá otra tarde;
nosotros, ocupados en lo nuestro
del amor y la logística
de hacernos una casa en la Toscana.
Me ocultará la noche,
su tapa de piano de mil teclas
caerá sobre mis ojos, enmohecidos
por la aurora y la espada.

Ahora
el vuelo suspendido del gramófono
dispersa toda sombra de materia.
Chirría,
da saltos, redundancias.
Y la angustia
no cesa de dar vueltas:
como en las relaciones, la acatisia
invade primaveras
que o bien quisieron ser más ambiciosas,
o no pudieron dar mejores frutos.

¿Por qué hace tanto frío en
primavera?
¿Por qué los hierros claman en las formas
clavadas, inconexas, de mi rostro?
¿Por qué seguir sufriendo
la furia del recuerdo y del olvido,
y hallar en el final de los caminos
un vástago deshecho y deprimido?

Por qué.
La noche fueron todos los pianos.
Nevaron sables: todo fue esquilmado.
Los pájaros de un sueño, seccionados.
Las vueltas del gramófono,
el hacha violentísima,
sin tregua va segando la palabra
que tiembla, que arde y grita, y la ejecuta
de un aire que se afila y se transmuta...

Despierta,
joven verso endiablado
por la misma miseria de su nombre.
Despierta
alegrías
que emergen de las aguas como mástiles errantes.

¿Que aún gira ese gramófono
de vidrio entre la sangre y los cordeles
que traman el insólito final
de este viaje?

Que gire.
Nosotros venceremos
las iras encubiertas en la cuerda,
los giros de la vida más certeros.

jueves, 8 de marzo de 2018

Yermo

Nadie muere
si no mata primero sus amores,
su familia,
si no rompe sus cartas,
sus flores,
si no quema su rostro
ni rasga las mejillas de sus primos
y hermanos.

En el yermo
no quedan crisantemos para honrar
la muerte de David.

Los padres mueren antes que los hijos.
Pues bajen a mirar.

martes, 27 de febrero de 2018

Clamor

Podemos avanzar en las miradas con sigilo,
podemos esconder en tu sonrisa una verdad,
podemos recordar las rosas de hace un año,
podemos olvidar la bruma en el portal.

Podemos ignorar la angustia si hace frío,
podemos sosegar las voces para amar,
tenemos que cerrar los ojos al silencio,
queremos inventarnos otro caminar.

Si cada eternidad fuera un abismo,
si todos los abrigos fueran brazos
si el tiempo hallara al tiempo y lo bailara,

entonces cada abrazo sería fuego,
y todas las angustias, un ridículo
baluarte que se esfuma con tus besos.