domingo, 27 de marzo de 2011

Lo que tú quieras

"La carn vol carn."
Ausiàs March

Arriba.                            Otra vez arriba.

            Abajo.                                           Y otra vez abajo.

Tus ojos de atrevida tortuga iluminan mi camino hacia la perdición de tu sentir
enamorado entre espasmos de fricciones desatadas al calor de nuestros corazones.
He soñado semanas, meses, años, con tu perfección despierta en compañía.
He soñado toda una vida anhelando estar donde estuve esta noche.

Arriba.                            Otra vez arriba.

            Abajo.                                           Y otra vez abajo.


Siseantes susurros, sensibles suspiros y sibilantes sensaciones me han llenado la cabeza:
"bichito",
                 "lo que tú quieras";
                                                 "no pares";
                                                                   "te amo"; 
                                                                                   "sabes que me encanta";

embelesado sin remedio por tu aroma de sudor y coco me acerco a ti dudando si sueño despierto
en esta dulce oscuridad que nos envuelve cual manto oscuro sobre nuestros cuerpos
con una lucecita indiscreta entre el ardiente desierto de tu vientre y la tranquilidad de nuestro amor
desafiando al silencio acumulado entre sábanas ajenas de ginebra corrompidas por el frío zaragozano.

Arriba.                            Otra vez arriba.

            Abajo.                                           Y otra vez abajo.

Sin descanso.
                     Sin solución.
                                          Soñando la sutil realidad de nuestros amores consumados.

Quiero estar cerca de ti,
                                      muy cerca,
                                                        susurrándote al oído el alegato final de mi poesía
en dulce sintonía de respiraciones sincopadas,
                                                                       pasiones concentradas,
                                                                                                         ¡sublime gloria de marzo!

Adoro cada pedacito de tu piel de indiscutible terciopelo, de potestad dudosa entre las sábanas,
escogido sabiamente entre los muchos que se esconden bajo tu ropa,
dejando entrever fragmentos de juvenil esencia de ámbar exuberante
contenido en el secreto mejor guardado de tu suave realidad de mujer y revelado en mi presencia.
"Si puer cum puellula
moraretur in cellula...
 Me vuelves loco, Noelia mía, cada segundo que tus irresistibles miradas me perforan las pupilas,
pidiéndome con timidez angelical otro beso de buenas noches para no dormir, o una caricia enamorada.
...felix annoncio!"
Y perdidamente embriagado del líquido cristal que emana de tu boca hacia la mía y viceversa,
borracho de pasiones consumadas al extremo, desentraño sin dudar una fiera entre el herbaje,
bestia abrumadora y salvaje que no cesa en su constante batalla de caricias y de besos ansiados.
"Amore suscrescentis,
pariter e medio."
Y bestia y "bichito" enzarzados en sagrado ritual de movimiento armónico simple
comienzan el entrelazamiento de los cuerpos al ritmo constante de nuestros corazones palpitantes.


Arriba.                            Otra vez arriba.

            Abajo.                                           Y otra vez abajo.

"Avulso procul tedio...
Hoy tu corazón es mío y mi corazón es tuyo,
mis manos te pertenecen, haz con ellas lo que te plazca esta noche,
mi cuerpo, mis labios,
                                    todo cuanto encuentres, es todo para ti,
                                                                                                   y lo sabes,
                                                                                                                    y te encanta.
...fit ludus ineffabilis...
Núbil y brillante te presentas esta noche,
como siempre he deseado encontrarte alguna vez en mis sueños.
Te contemplo anonadado desde arriba y me conciencio de la realidad:
                                                                                                                 esto no es un sueño.
Pero el "bichito", limitado por su frágil soledad, ya rota y marchita,
no resiste la tentación de amar sin contemplaciones hasta el fin del mundo, y se rinde a la bestia:
da comienzo el maravilloso rito sin final de diversión cíclica y constante,
en el que tus torturas apetecidas y perversas se apoderan de mi pensamiento
y liberado de todo juicio te pido más y más hasta explotar de una vez por todas,
                                                                                                                                y tú a mí,
                                                                                     «lo que tú quieras, cielo.»
...membris, lacertis, labiis."
Y el rugido expectante de la pólvora al prenderse bajo la ropa en exultante y placentero resultado
invade un aura de misterio, confusión, manos y deseo en el que estamos atrapados tú y yo.

Arriba.                            Otra vez arriba.

            Abajo.                                           Y otra vez abajo.

Princesa, no dudes que tu "bichito" espera con ansiosa melancolía el tiempo de rituales,
de carne que busca carne entre tormentosas telas de rigidez frígida y tenebrosa
a la que llevo muchos meses sometido abruptamente y sin remedio.

Siente con el corazón fuera del pecho y sin que nada ni nadie te lo impida,
sueña desnuda y misteriosa deslizando tu piel suavísima entre mis manos sigilosas,
ama como si fuera la última vez,
                                                     disfruta como si fuera la primera...
( ...si puer cum puellula... )
Las tortugas han despertado de su travieso letargo.
                                                                                  Es el fin sin fin.
                                                                                                           Eres tú.
                                                                                                                          Y te amo
                                                                                                            más que nunca... 


Zaragoza, 27 de marzo de 2011

miércoles, 23 de marzo de 2011

Sólo tu amor y el viento

Se va esfumando un deseo inquebrantable del Madrid rojizo y apocalíptico
de las ácidas lágrimas vertidas esta noche en mi soledad descarnada
entre alaridos sin dueño, muerte sin retorno, amor sin esperanza.
Yo me muero por dentro cada noche, dulce pasión de mis recuerdos,
por sufrir la lejanía en que te busco y nunca estas, deseada paradoja del alma,
porque te quiero sobre todas las cosas y nunca dejaré de hacerlo.

Un breve instante, indiscutible segundo,
                                                                  cerca
de tu aroma a pálida rosa silvestre rociada por la lluvia de la primavera, es eterno.
Me sometes cada vez a tu particular tortura de íntima fresa
solamente acunados por el manto obscuro y misterioso de esta fría noche de marzo
en la que el corazón se hiela y anhela sublimar con tu fuego infatigable.

Y mientras aguardo impasible tu regreso, princesa y reina mía,
infausta Natura ha ideado mi sino lamentoso y terrible,
fantaseando irónica con mis sentidos entre música de Mozart y rugidos del alma.
Lontano, el eco de vagas reminiscencias de un noviembre gris y un diciembre blanco,
que me invitan a soñar fantasías de belleza sublime, bendiciones surrealistas,
ecos de un corazón de poeta de pelo de estropajo, desasosegado y confuso,
que llora versos cada madrugada que no pasa contigo.

Los arboles, solitarios, moribundos, entonan su réquiem de hojas muertas,
¿por qué se divierten con mi atormentado destino en la Tierra?
Sólo tu amor y el viento

                                       me quedan de aquella mañana de verano
en que las vacías palabras no pudieron describir mi felicidad remota y permanente,
Sólo tu amor y el viento,

                                       que vuelan desesperados hacia un nuevo abril,
hacia el horizonte nublado de meteoro acuático que filtra la claridad del sol,
resurgimiento sin nombre, consuelo de desesperados soñadores.
Sólo tu amor y el viento.

                                       Sólo tu amor.
                   Nuestro amor.
Y el viento.



Alrededores del Conservatorio Profesional de Música "Amaniel", Madrid, 22 de marzo de 2011
20:45h

lunes, 21 de marzo de 2011

Delirio de tortugo una noche de marzo

Sucumbido el deseo de tenerte cada segundo entre mis manos,
esta noche deliro con un brillante espectro de lágrimas del alma
que refleja un arcoiris sonoro de pasiones, tu arcoiris,
soledad de dos, que se torna avidez por tus suculentos labios
mientras sueño tus carnosos besos entre mis sábanas.

Añorarte en mi horizonte incierto de quietud y angustia, sigo esperando
sin resultado a que vengas a llenar mi corazón esta madrugada;
con el semblante vacío, entre opacos sollozos de este espíritu atormentado de marzo,
vuelvo a ser tu esclavo, prisionero de piel, de fresas y luceros,
eterno soñador, viajero entre tu pelo, en sublime éxtasis hallado.

Nunca imaginé una tortuga tan mágica y hermosa
habitando el estanque cristalino de mis lágrimas de plata fundida;
nunca imaginé un corazón tan puro y enamorado
debajo de un caparazón de piedras de cultura y cadenas oxidadas
del que quiero desprenderte para liberar tu apasionado sino
y poderte amar por los siglos de los siglos unido a tu precioso cuerpo
sin deseo alguno de separarme de tu hermosa fantasía.

Pero esta noche, esta amarga noche, tampoco te encuentro.
En tu lugar, amor, la absoluta y miserable nada,
una nada silenciosa que anonada mis anhelos más profundos,
una nada quebrada por seis filos de vidrios limpísimos y relucientes
una nada que pudre mis sábanas de aguamarina, que las torna hiel amarga y maldita,
una nada que corroe mis entrañas hasta dejarías en polvo y cenizas.

Pero en lo mas alto del firmamento visible, brillan once estrellas:
dulce recuerdo, sutil esperanza, oh Constelación de la Tortuga,
que iluminas mi camino hacia nuestro encuentro inminente,
mi camino,
               largo pero alcanzable,
                                            hacia nuestra felicidad.

domingo, 13 de marzo de 2011

Poeta

Me gritan voces por todos los costados
intentando derribar puertas, marcos y paredes, prisionero,
mi voluntaria prisión silenciosa                                
uno, cero, uno, cero
tu nombre y el mío, mi cabeza explota.

Leopoldo Pla, En la soledad del tiempo



Para Leo, con admiración 
 

El poeta anhela el sueño tremebundo de una noche de invierno,
                                                                                                       helada y frágil,
donde nacen pasiones solitarias apasionadas, sangrantes,
fantasías nocturnas de falsedades con sabor a realidad,
sutiles recuerdos de bocas compartidas
en sublime eternidad de incendios y espuma
oculto por su capa de neblina irreversible,
amores consumados de fuego y avaricia
que se escurren entre los fríos dedos de la soledad del pasado,
entre cantos de cisne y cristales quebrados en medio de las cenizas.

El poeta se hunde en reflexiones de espejos transparentes en el fin del mundo
entre los filos acerados de las palabras que murmura a las paredes,
buscando la salida a una maldición imperdonable que es razón de su existencia
mientras voces demenciales se ciernen sobre su miserable porvenir,
eléctricamente neutro,
                                    condenado,
                                                       ahorcado hasta la muerte.

El poeta sueña primaveras de ocasos sin amanecer, de noches sin días,
entre sábanas de aire y cabellos de lino,
                                                          la mitad llenas de sombra, la mitad llenas de sol,
desfalleciendo cada minuto entre los brazos de polvo y amarga soledad
                                                                                                      de su amada inexistente.

El poeta se consume entre látigos de ascuas redimidas por el furor de su venganza
en delirios silenciados por realidades mentirosas de cartón piedra,
bebiendo los miedos como sangre de mayo que fluye sin rencores
y esperando una inspiración que no llega a su ventana.


El poeta vive del aire que le dejan las estanterías de libros de plata
licuados por el vigoroso aroma de su musa,
que se deja filtrar por las paredes de su cárcel de aire y lágrimas clavadas,
                                                                                                       pero nunca está...

El poeta,
             monótono,
                              mortal,
                                          gris,
            sueña buscándote,
y
  mientras
                 prosigue su amarga cantinela.
                                                                   cero
                                                            uno
                                                   cero
                                            uno
                                   (etc.)
                      Binario.
                                      Muerto.
                                                      Sofocado.
Quedan pocos poetas en el mundo

El poeta nunca busca.
                                    Ama.
                                             Revienta.
                                                            Te espera
                                                                             en su fortaleza digital.

lunes, 7 de marzo de 2011

Neurosis de angustia

Mis ojos son cascadas evaporadas por el sol.
Silvia Martínez
 

Nada me da esperanzas para seguir viviendo así.
Sonrisas, lágrimas, suspiros y un amor sin amor al que me resigno estoicamente.
No estoy bien.
                   Deberías saberlo.
                                                Pero claro, "deberías"...

Te odio.

          Te amo.
                     ¿A quien debo hacer caso?



   »Desbordo amor por las cascadas de arcoiris de mis acuosos ojos,
    por qué no me miras una vez tan solo?

                                                                 Prometo no quemarte la retina
    de esos ojos que aun recuerdo en sueños, amor mío,
    mientras lloro de pena, o de rabia, o de odio, qué sé yo,
    anhelando,

                      incrédula,
                                      estúpida,
                                                    tu amor otra noche más.
    Poco importa lo que otros hayan pensado para mí,
    porque sabes que mi amor por ti es mayor que la tristeza de olvidarte.


    Futuro incierto, que juegas con mi corazón y lo destrozas
    en esquirlas de coral rojas de pasión y grises de amargura,
    no me tortures con su sonrisa otra noche más, que bien sabes
    que no necesito amor, que sólo quiero amarle...

Te odio.

          Te amo.
                     ¿A quien debo hacer caso?

Me he dejado orientar por las estrellas,

que me inspiran muerte y soledad a cada segundo que no estoy contigo;
de nada sirve, amor, tú eres mi única estrella,

la más brillante, la más hermosa del firmamento,
que me persigue, inmóvil, desde allá a lo lejos, tan cerca quizá,
mientras anhelo desafiar al futuro con tus caricias.