viernes, 20 de diciembre de 2013

Propósitos


 Tú te llamabas tercamente Carmen

José María Caballero Bonald


y eres mejor que todas tus imágenes

Mario Benedetti


Para ella.

Tratar de escribir un alejandrino pasable,
algún endecasílabo sin rima,
heptasílabos varios
y otros versos de métrica variable.
Volver a tener peces
de agua templada tirando a caliente
(que si no luego se mueren, o peor aún, se comen;
o mejor no andemos con semejantes minucias)
para pasar las horas
haciendo algo más que poemas que yacen
con gravedad de viento de poniente
en cajas.

Fabricar una lámpara simpática
para contar estrellas tirados en la hierba.
Abrir las ventanitas
de un calendario de Adviento sin lactosa.
Hartarnos de miradas en la estación de siempre.
Dedicarte otro poema.
Escribir tu nombre, contarle a la Humanidad
que te llamaste tercamente Carmen,
que fuiste publicada
un tantos de febrero por la tarde
y que te acabaron de imprimir
en los talleres gráficos de tal, cual y cía
y saliste muy bien en todas tus ediciones.

Y es que al fin siempre hay un poco de todos los días.

Contarte mi pulverizada vida
salpicándote diagnósticos en los vaqueros
y en esa camisa a cuadros que me gusta tanto
quitarte.
              Compartir el dúo de aquella zarzuela
que tanto, tanto hubimos disfrutado.
Dar de comer suspiros a los patos.
Darle esquinazo a ese reloj sin dueño.
Apagar el router las noches de luna llena.
Sentarme a esperar tus ojos ágiles y oscuros.
Leer mucho a don Jaime (con perdón)
para mantener vivas las palabras.
Amarte mucho
los ratos que pasamos en rincones oscuros
para dejar escritos los recuerdos.
Despertarte mucho a carantoñas
como cuando teníamos diecinueve.

Y hacerte el amor todos los jueves por la noche
y fiestas de guardar.

Leganés, 19 de diciembre de 2013.
02:43 h