miércoles, 14 de octubre de 2020

Actitud

Si vienes a luchar por tus ideas
desnuda tu palabra y sal a hacerme
un manifiesto exacto de tus manos.

Si vienes a escribirme una canción,
deslízate en las tablas del piano
y alza, en su cálamo hosco, tus colores.

Si vienes por las risas, tengo rosas
también. Y grutas de tristeza
que, al fin, el sol invicto desmadeja.

Pero si vienes, ven. Vivamos todo,
sintamos y exploremos lo corriente
y lo insólito. Para que, en las noches,
las velas y la música describan
la azul y leve suavidad del cuerpo
que brota y desarrollas en mi amnesia.
Y cuando vuelva el alba levantina
del día sin más, del orbe costumbrista
de despertar contigo, ilustraremos
con márgenes sutiles la verdad
del tiempo normalmente establecido
cuando trabajen juntas nuestras manos
por el perdón de amar, no por la huida,
por tu mirar sincero y tu justicia.

martes, 13 de octubre de 2020

Sin salida

para Lucía,
porque ella vio la luz que yo no encuentro


Elijo este camino,
el que sufre el aullido de las hojas pasar
en los árboles mustios frente a la biblioteca.

Elijo maniobrar
cada instante con el juguete roto
y el sentir destrozado de mi lucha.

Elijo que la absenta
traduzca mis palabras en cristales
que duelan al hundirse en la garganta.

Y elijo el mal querer
que todos me insinúan, y que nadie
vendrá a reconstruir.
                                      No habrá destello
detrás de mis abrazos.
                                         No habrá noche
tranquila en el candil roto, en el canto
inquieto del afecto.
                                    No hallaré
mirada en la ceniza, ni en la carne
atávica de mis años felices
un rastro de sonrisa, un toque esbelto
que, advenedizo a veces, me libere
y lance mis palabras a tu boca,
como probando el alma, o tu sonrisa.

Miradme.
No. Nunca ocurrirá.
Una mirada tuya bastaría para sanarme.
Pero nunca vendrás. Nadie se atreve
a retirar el polvo de mis ojos,
a escuchar mis recuerdos. Y los muerde
profunda y lentamente cada paso
que te alejas.
                        Continuarás camino
por otra advocación de amor que anheles,
distinta, más feliz, de mensurable
rédito. Más fuerte que la entelequia
de técnica cortés que aquí vomito.
Todo tiene sentido.
                                    Y aquí estoy, solo
quizá como merezco,
pudriendo el aire al tacto en mi tristeza,
soñando en blanco todo lo que busco
y lo que nadie espera que me encuentre.

Mientras medito un fin, un epitafio
al que alguien pueda amar cuando sea tarde,
... un paso más y se hundirá la luz.
Ya se van confundiendo las palabras
vertidas en el humo de la ausencia,
mientras mueren ahogadas
en una ardiente y despiadada nada.

Y así, solemne, en mínima energía,
contemplo mi condena: todo amor
merece una caricia, salvo el mío.
La función terminó. El payaso triste
recoge sus cuchillas de la arena.
Hoy no pudo hacerlo. Otra vez será.

Leganés, 13 de octubre de 2020, 01:44