viernes, 19 de mayo de 2017

El desayuno

El desayuno
es la meditación de los obreros.
La calle está sembrada de faroles de asfalto,
de un acre y torrefacto sinsabor,
tumulto indecoroso, y un cigarro
que ondea su niebla amarga en el portal.

El desayuno
es el cadalso del insomnio,
es el Marie Brizard en la mesilla de noche
macilenta de amor,
tratando de lavar el indeleble
recuerdo de la ausencia.

Detrás del por favor y las botellas
Osvaldo escribe un cuento, una tragedia,
prepara unos cafés,
observa atentamente los pájaros y el tráfico.
Se pasa la mañana recordando
noticias de Managua:
rebusca viudos rostros de la guerra.
La vida le reserva otros abrojos.
Y esconde la ginebra tras los párpados,
pues cada amanecer es un abismo.

Y es que los soles mueren
también en este lado de la barra.
Quizás estés pensando:
Yo voy a la oficina cada viernes
a levantar España.
Pero no cuesta nada despedirte
con tu mejor sonrisa,
dar gracias a tu dios (o al universo)
por este nuevo día que escribes hoy,
por este desayuno
y por Osvaldo
porque hoy es el final de tu presente,

por no desintegrar
la mínima verdad de esta mañana
inquieta, misteriosa...




Café Van Gogh, Madrid.
19 de mayo de 2017, ca. 11:15 h