jueves, 18 de septiembre de 2014

Súplica

de un siempre llegar tarde los relojes
 
Gloria Fuertes
¡Ay madre, qué tarde se me ha hecho!,
¿pues no son ya las cuatro de la tarde?
No queda tiempo para el tiempo
y sí para las estocadas.
La primavera vuelve. ¡Huye,
que te comerán los recuerdos!
Yo quiero ser invierno
y mendigar recuerdos
de las personas que consigan verme
y quieran encontrarme, y se pregunten
por qué llevo el sombrero de un pequeño
cisne que, muerto de amor como yo,
ahora trabaja hasta las tres en un reloj
y no le alcanza el sueldo para complementos.
En cuanto a mí por estas calles, bueno,
no me dan lo que busco. Y no les culpo,
y me miran como al crucificado,
que esta cara es de haber amado mucho
y en esto todo el mundo está de acuerdo.

Yo quise nacer para contarte
un sueño de abril en acuarela
y una piel suave, como de peluche.
Yo quise nacer para despertarte
y hacerte el desayuno, hablar contigo
de la última noticia de la radio,
cogerte de la mano cuando rías
y hacerte una sonrisa con un beso.
Yo anhelaba vivirte, y yo te muero
y me marcho como siempre, como aquellos
que encontraron cobijo en los relojes.
Y ahora estoy por aquí tirado.
Y vendrás a mirarme con nostalgia;
bueno, con la nostalgia que se mira
al viejo poeta joven que recuerdas,
y no quieres acordarte de la ausencia
que te deja ahí adentro como un cálculo
así como a la izquierda.
 
Y ahora, que no quedan más otoños
que hacer de tu morada una mirada,
te miro como aquel beso modesto
detrás de los arbustos.
Cierro un ojo, y el otro te lo ofrezco
para que me lo guardes en tu caja
de vidrio roto y música de Schumann.
Pero, antes de coger este puñal
de luna gris quebrada por la ausencia,
regálame una última mirada,
recuérdame que hubo un tiempo
que yo no era un pelele con sombrero
y más bien una carne con bufanda,
tensada, milimétrica, en el cuento
que cuentan y recuentan los espejos,
que viene a recogerme por las noches,
reflexión infinita,
y quiere preguntarme por el tiempo
y quiere responderme con la pena.
 
Permíteme decir una palabra.
Libérame de mí. Te lo suplico.