sábado, 29 de enero de 2011

Amarga soledad

Me llamaréis cobarde... y no sé si en verdad lo soy.
En el fondo me siento perdida, quizás solo enamorada del amor.
Deseo alejar los desengaños, y evitar que las ilusiones me invadan.

Silvia Martínez Carrasco (1992)


El amor es como el viento
que viene y va,
no hay amor
ni hay viento
que dure una eternidad.

Manolillo Chinato, Proverbios,
en Amor, rebeldía, libertad y sangre
 


Soledad que acompañas el instinto de mi juventud
turbada por los designios de un amor sin resultado.
Soledad, oculta y silenciosa, que fluye por tus venas sin remedio
intentando salir al exterior en caricias que se lleva el viento.

Amarga soledad,
                            maldita, oscura,
cobijo de recuerdos,
                                 de pasiones,
                                                     de cristales rotos.

Soledad que te llevaste de mi lado lo que más quería
en un suspiro congelado por una lúgubre noche de enero.
Soledad miserable, que atormentas mis sueños y aturdes mis sentidos
mientras se diluyen las ascuas de la pasión que un día anhelaba
entre delirio y llanto, entre acero y turquesa.

¡Soledad inútil, perversa, inerte,
que amenazas mi vida y yo, idiota, te la ofrezco en bandeja de plata!
¡Soledad incrédula y maligna, que me traes sus ojos cada noche para que los sienta
mientras me los quitas cada día y sigo sufriendo tus torturas!
¡Amarga soledad!
¡Me enamoraste sin condiciones de su perfecta existencia
y en un gesto de sublime inhumanidad lo apartaste de mi lado!

Soledad que me quitas lo único por lo que sigo viviendo.
Soledad que agotas el motor de una vida gris y agreste que suspira
por acallar el viento del invierno y alcanzar sus labios esta noche.

Soledad, amarga soledad,
                                          me mataste.

martes, 18 de enero de 2011

Granito

I eu, morrendo
nesta longa noite
de pedra.

Celso Emilio Ferreiro, Longa noite de pedra


Conseguir que el granito pueda arder de pasión en un minuto
sólo puede ser logrado en la dulzura de una noche de enero
encontrada con soledad pasajera y amores consumados.


Buscar los besos perdidos en la frívola piedra que esta noche nos rodea
ya no tiene sentido entre la luz de tu pelo y la oscuridad de tu figura.
Esta noche quiero ser todo para tí,
                                                       quiero ser esos ojos hipnóticos,
esos labios de frágil sabor,
                                           esas manos ágiles, sutiles,
esta noche quiero soñar despierto en el aroma que desprendes
desde lo más recóndito de tu núbil apariencia al calor mineral de una pared
y a la luz de una farola.


Mi amor,
               jamás ignores el tan deseado perfume, la esencia más íntima
que brota a cada instante del tan dorado terciopelo que recubre tu perfección.
Jamás olvides que tu cuerpo, mítico, desafiante, me espía
                                                                 a cada centímetro cuadrado que recorro
en el camino turbulento que alcanza tu profunda juventud entre tus ropas.

El fluir de dos bestias que van saliendo poco a poco de su caparazón
se va curtiendo entre suspiros, gemidos, caricias, abrazos,
mientras rumio bajo tu cuello estas palabras deseadas, deseantes,
que no cobran sentido sino en la penumbra de la desnudez en tu existencia.


Recuerda que en el discurrir sigiloso de tus labios, la imaginación me vence,
y morir entre tus brazos, amor mío, es sólo el principio de una seducción sin final
en la que me dejo caer sin solución,
                                                          deseándote,
                                                                             adorándote,
                                                                                                buscándote.

sábado, 8 de enero de 2011

Fin de un ciclo

Fin de un ciclo... ¿o comienzo de otro?

Se acabó el 2010, pero este blog nunca, nunca se acaba...

Con los poemas que llevo recopilados hasta ahora, con sus correcciones necesarias, pongo fin al 2010 y empiezo el 2011 recogiéndolos todos en un poemario que yo mismo me he encargado de maquetar. El título, Junio, noviembre..., refleja los dos meses más representativos de este año que se ha terminado. En junio conocí a la persona más maravillosa del mundo, mi Noelia del alma, a la que no quiero más porque ya no me quedan muchas fuerzas para hacerlo con más intensidad. Noviembre es el mes en que peor lo he pasado por la maldita distancia que nos separa a uno y otro. Noviembre es un mes gris, lluvioso, turbio, loco, melancólico, hermoso... Noviembre es tantas cosas...





Plagiando a mi querida Lau, quiero hacer unos cuantos agradecimientos sin los cuales En la soledad del tiempo no hubiera sido más que polvo y ceniza.

Hagamos un poco de memoria. El blog se inauguró con un poema de la etapa antigua (por no llamarla etapa pre-Noelia que suena un poco mal). Aún recuerdo la estrofa final. Decía así:

¿Volveremos a perder la cabeza?
Tal vez si, tal vez no, todo es posible,
porque la tristeza es incorruptible.


Me lancé a hacer un soneto 100% clásico inspirado en Celia, una amiga mía que cortó una relación amorosa de casi dos años con su novio.

Te veía a punto de llorar, chica, y no supe cómo reaccionar. Cogerte la mano, intentar hacer que te relajaras un poco y disfrutaras el día de nuestra graduación y este poema es todo lo que este inexperto del amor pudo hacer por ti hace más de siete meses. Debo decir que esta vez he sido yo el que ha vuelto a perder la cabeza, pero no lo tenía tan claro cuando escribí este poema allá por junio. Pese a todo, gracias por hacer que tu historia inaugurara mi humilde blog.



(y recuerda... que esto no es lo que parece ... =p)


Hay una segunda persona importante en esta historia a la que me gustaría nombrar. Una persona con la que no se puede jugar al chinchón en menos de dos horas. Una personita dulce y encantadora que sería capaz de lanzarse a la aventura en patinete buscando mi casa durante siglos. Una chica que no se lleva bien con Miguel Hernández, pese a todo. Una chica que, pese a la enorme distancia, siempre ha confiado en mí y en mis palabras. Una chica que consiguió comprender mi pena de amor y supo guardar los secretos que le he confiado. Una gran chica. Una gran amiga. No sé si algo más. ¡Ah sí! Mi flautista preferida.

Laura, preciosa, me hiciste temblar con tu Tormenta perfecta el día en que supe de tu repentina felicidad al conocer al amor de tu vida. Sentía a cada día cómo ambos íbamos superando nuestras situaciones a la par, comprendiéndonos a través de un Messenger que cada día funciona peor, a base de palabras de cariño, tangos y proyectos, y sobre todo, a través de los blogs. Sin saber cómo te convertiste en una de mis mejores amigas. Crevillent está lejos físicamente, pero para mí cada vez que hablas estás a mi lado pidiéndome que te abrace como un bestia.

Sólo tenemos una foto juntos y salimos fatal, sobre todo yo, en serio, así que permiíeme que no la ponga. Créeme que siento muchísimo que nadie que se pase por aquí pueda verte, pero sé que estás allí, y que algún día, espero que pronto, nuestros caminos volverán a encontrarse.

Un beso muy fuerte y gracias por enseñarme la magia que los Trons i rellamps encierran.


Antes de concluir, quiero nombrar a alguien más, y como veréis la cosa va de mujeres. A esta chica la conozco de hace poco tiempo, pero nos hemos confiado ya muchas cosas. En el fondo es una persona con un corazón inmenso, con ganas de amar, pero con una lista de frustraciones larga que se lo impide, la última, hace bien poco. Me siento reflejado en ella algunas veces cuando recuerdo mi largo período de transición en soledad y tristeza, teniendo que hacerme el duro con todo y con todos para que nadie supiera mi sufrir... en el fondo el desamor es lo más malo que puede pasarle a un corazón así. Ambos lo hemos vivido y en los últimos poemas de estos meses me he acordado mucho de ti. Gracias Silvi =)

Tampoco tengo fotos contigo, aún, pero en cuanto tenga una no dudaré en ponerla aquí =)

Y por último, como no podía ser de otra manera, tengo que estar eternamente agradecido a la razón de los cuarenta y tres poemas que ilustran este primer proyecto.

Noelia,
tu eres mi sueño,
la razón por la que vivo
y la razón por la que muero.
Efectivamente, eres ... sencillamente... tú.

Sigo pensando - y así lo haré siempre - que conocerte ha sido lo más importante que he hecho en estos largos dieciocho años de existencia. Es la primera vez que alguien me quiere verdaderamente. Para mí eres como mi primer amor, aunque en el silencio ya me haya enamorado antes, como poeta idiota que soy, pero tu forma de verme, de acariciarme, de abrazarme, de besarme, de... todo, me vuelve absolutamente loco cada martes por la tarde. Y lo sabes. Sé que te encanta torturarme con tus besos sobre mi cuello, que echo de menos desde hace una semana. Sé que te encanta hacerme pasar el mejor momento de mi vida en cada segundo. Lo sé. Y trato de corresponder como sé, como ser imperfecto que soy. Pero tú no eres así, tú eres perfecta, tú eres el amor de mi vida. Y me complace infinitamente saber que puedo causar esa sensación en otra persona. Eso es lo que más satisfacción me da cuando estoy contigo: que todo parece que te hago feliz. Y eso me hace feliz a mí.

Te quiero tesoro, y te querré por siempre.


miércoles, 5 de enero de 2011

Trons i rellamps

 "(...)Tan solo tus manos,
remedian la brecha,
de este barco sin vela;
de esta errante veleta.

Reírme de todo,
y reírme de nada,
soñar por soñar,
aunque en sueño vivo ya.(...)"

Silvia Martínez, Mares de ilusión melancólica


"(...)Tienes el aliento fresco de la lluvia.
Tienes la paz que inunda todo tras la tempestad
y el calor del sol de otoño que tanto anhelo.

Eres la tormenta perfecta.
Eres mi tormenta perfecta."

Laura Hernández, La tormenta perfecta


 




Escondido entre pálidos retazos de realidad descompuesta
percibo en tu mirada un sublime atisbo de luz y fantasía.
He aprendido a descubrir, gesto a gesto, el brillo de tus ojos.
He aprendido a encontrar, segundo a segundo, el ardor de tus caricias.
Noche tímida y sigilosa que nos envuelve al aroma de las flores,
noche de éxtasis silencioso y madrugada remota,
noche rota por el roce de tantas caricias intercambiadas
en un suspiro de deseo y vida sin igual en esta tierra,
clarividencia ilustrada de dos amores tomados de la mano hasta el final.

Esta noche se acabaron mi prudencia y mi represión.
Ya no quiero soñar, como siempre he hecho,
con una fría noche de enero entre susurros y gemidos
en un Paraíso despojado de manzanas y senderos
luchando por vencer la furia de los vientos.
Esta noche sólo quiero soñar despierto, amor.
Anhelo perdidamente el caramelo que emana de tus labios
y esta noche quiero disfrutarlo de verdad.


 
Contra todo pronóstico, llegó la lluvia.
En la sórdida penumbra, busco un lugar donde refugiarme
de las aguas turbulentas que amenazan con inundar mis sentimientos.
Nadando entre tu pelo, embelesado en los aromas que desprendes,
me enamoro más y más de cada cabello, de cada sabor, de cada imagen,
de cada textura que imaginé pero nunca fui capaz de percibir,
de cada sabor que percibo pero nunca fui capaz de imaginar.

Solos. Tú y yo. También la lluvia.
Sin que nadie pueda detener este vivir irrepetible.
Abstraído de todo, me concentro en lo que puedo contemplar
en la oscuridad de esta noche de luna menguante que va cubriendo el mundo.
Sólo una luz, distante pero al tiempo cercana,
la luz de tu mirada,
                                chisporroteante de deseo en primavera.

Quiéreme, princesa, entre relámpagos y truenos.
Quiéreme, amor, dulce, sinuosa, rebelde, furiosa.
Quiéreme en esta oscuridad que nadie podrá franquear
mientras tú y yo no seamos sino informes deseos revueltos y enloquecidos.
Quiéreme despacio, o deprisa, qué más da,
que yo no dejo de amarte ni por un segundo
hasta que el último relámpago de la tormenta haya caído sobre tu cuerpo.

Solos. Tú y yo.
                       Otra vez la lluvia.
                                                     Silencio.

No quiero despedirme de ti por esta noche, preciosa.
Quiero sentirte cerca de mí, en mí, conmigo.
Quiero tenerte a mi lado, amor, junto a mí por siempre,
durmiente, melancólica, amorosa,
en una soledad de dos que anhelo como vida eterna.