martes, 4 de febrero de 2025

Lento

Sobre esta mesa hiela el viento su contorno.
El cuadro, ¿impresionista?, adquiere aromas
sombríos, tal vez como la suerte que escondemos
bajo un farol de ausencia, en cualquier noche extraña
con libros y sospechas.

Al vuelo sigue al mar la estela briaga
de la vela desnuda, a la deriva infame,
y en mi refugio austero –donde nadie me mira –
no sin esfuerzo puede palparse el encuentro
de todas las mujeres de mi vida
con cada despedida de mis sueños.

Que no.
Ya no soy aquel niño
que amaba en la distancia de sus noches.
Acaricio los libros.
Parece que me devuelven la sonrisa.
Ahora pasa el camión de la basura:
yergue su impronta flácida y su ruido
de himenóptero desharrapado y perverso.

Muere el piano, incauto,
gruñendo una oración en su pared disconforme
crotorando la nostalgia de las manos.

Pepe Hierro
me guiña un ojo en el espejo.

Y parece que un poco se me pasa.