La mirada del cuervo descendía
particularmente quieta, distante
en la oquedad clamada
del faro que se apaga en tintineos.
particularmente quieta, distante
en la oquedad clamada
del faro que se apaga en tintineos.
Las nubes de los tabacales rojos
disputan tus elipses en secuencia,
suscitando, secretas,
su ascética semblanza sin silencio.
suscitando, secretas,
su ascética semblanza sin silencio.
La hierba, horizontal, hervía su anhelo
con húmeda dulzura y viento blanco,
descansando el camino del recuerdo
quebrado, empalizado en cuatro manos
mientras hacemos tiempo
pugnando por amar lo inexplorado
en la estela que ha dejado la lluvia
sobre el gránulo egregio del asfalto.
Leganés, 11 de febrero de 2022
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