miércoles, 8 de octubre de 2025

Ceniza

Fuiste verso callado, eres insomnio,
serás un paroxismo de violetas.
Harás un gesto tosco. El tibio encanto
de la encontrada mano
será, acaso, amargo en tu silencio.

Fuiste rejón de luz. Hubo una tarde
en la que mis temores te buscaban.
Y sin apenas lástima, sin despeinar la voz,
dejaste que la ausencia susurrara el camino,
azul, como otras veces.

Pero no hubo silencio. En el rincón
piadoso de la voz, donde el destierro
me incordia, mano a mano con el brillo
de tus gélidos ojos,
tu canto siempre viene a visitarme
mientras que al mar arrojo mis lamentos
que la marea devuelve y que el salitre oxida
desvaneciendo, inermes, su compasión perdida,
así como la brasa se apaga en la ceniza.


Madrid, 8 de octubre de 2025 

martes, 4 de febrero de 2025

Lento

Sobre esta mesa hiela el viento su contorno.
El cuadro, ¿impresionista?, adquiere aromas
sombríos, tal vez como la suerte que escondemos
bajo un farol de ausencia, en cualquier noche extraña
con libros y sospechas.

Al vuelo sigue al mar la estela briaga
de la vela desnuda, a la deriva infame,
y en mi refugio austero –donde nadie me mira –
no sin esfuerzo puede palparse el encuentro
de todas las mujeres de mi vida
con cada despedida de mis sueños.

Que no.
Ya no soy aquel niño
que amaba en la distancia de sus noches.
Acaricio los libros.
Parece que me devuelven la sonrisa.
Ahora pasa el camión de la basura:
yergue su impronta flácida y su ruido
de himenóptero desharrapado y perverso.

Muere el piano, incauto,
gruñendo una oración en su pared disconforme
crotorando la nostalgia de las manos.

Pepe Hierro
me guiña un ojo en el espejo.

Y parece que un poco se me pasa.