lunes, 18 de abril de 2011

Atracción

El cielo es maravilloso pero sin ti no tiene sentido
...sólo subo allí si estoy contigo



Laura Hernández, "Cielo"



Soledad desvelada de semicorchea difusa, singular y vibrante,
sutilmente delirada en esta noche de continuas elegías
fenestradas de amor y láminas de abismal suspiro entre desfiladeros,
de susurros silenciada, muerta, exhausta, angustiada, enamorada.
Destrucción de destrucciones, tu sangre y mi sangre desveladas en la arena,
ilusión susurrante de placer amagado entre suspiros de un pasado lejano,
contorneados espíritus de yedra y libertad pulidos por la noble gracia del alba.

Soledad suicidada en putrefactos lamentos de un noviembre gris,
infame grito de equivocadas estrellas que en su cantar delatan
ecos muertos de aire y crueldad que ya nunca volverán,
                                                                                    nunca;
mortales, adyacentes, curiosos, mas muertos al fin y al cabo.
Evocaciones fidedignas de un subconsciente cada vez más trastornado y derivado
hacia el perfume impoluto de tus labios de celestial dulzura, mística llama de sutil imprevisto deseante
en tus brillos de abril desenfrenados como rosas de sinfónica dulzura.



Constelado el cielo de Madrid de amapolas y límpidas corrientes,
recreado de abismos infinitos e invertidas lanzaderas entre senderos solitarios de abril silvestre,
abandonados por el mundo, suavemente iluminados. 

Impío y sutil recuerdo de amapolas sobre el césped aplanado por dos jóvenes amantes
que sin rencor hacia el común de los mortales desenvainan sus filos de pasión oculta

otrora desafinada entre ascuas rigurosas de cien, o mil, qué sé yo, soles ocultos
por el trasiego de las aguas moribundas entre la blancura de terciopelo revelado
en brotes de esencia moribunda de agridulce primavera de metal y sinfonía.

Soledad, amarga soledad,
que te desvelas de mis brazos con ensoñaciones difusas y mortales lirios de purpúreo cristal destrozado.

Luchador por lo eterno, visiblemente trastornado entre tornados tortuosos de acero y voluntad,
me consumo en soledad entre adrenérgicos chillidos
                                                                          y alguna que otra risa, lejana y sofocada,
en el Madrid más profundo de mi corazón soliviantado de gritos y jadeos abandonados en el viento.
 


Parque de Atracciones de Madrid, 16 de abril de 2011.
Diez meses a tu lado...

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