martes, 3 de mayo de 2011

Introducción al ciclo "Insomnio"

Me planteo esta introducción para que nadie se asuste ante los poemas que van a empezar a aparecer de aquí a un par de meses.


Últimamente, por razones que creo conocer, la inspiración que me llega es diferente y extraña. Ahora no tengo ganas de escribir esos poemas sencillos, intimistas y sentimentales que he estado haciendo en todo este tiempo. La presión universitaria, un amor que cada vez se interioriza más y se convierte en una necesidad vital absoluta, momentos buenos que se mezclan aparatosamente con malos recuerdos... no sé hasta qué punto no me estoy volviendo loco, la verdad. Esto es lo que hay.

Esto es un cuadro de Jackson Pollock. Para el noventa y nueve por ciento de los turistas que se pasean por los museos americanos cada día, esta imagen es un atentado contra el arte y el señor Pollock es un ser estúpido sin gusto que no sabe pintar.

Pero a esos idiotas que pasan indiferentes ante el cuadro de Pollock les pregunto: ¿Qué es el arte?

Dirán, y suelen coincidir en el concepto, que una obra de arte tiene que ser bella, atractivamente agradable a la vista, pintada por alguien famoso (con ejemplos como La Gioconda de Da Vinci, Las tres Gracias de Rubens o Las Meninas de Velázquez, según la procedencia del encuestado).

Lamento no compartir su opinión. Odio el arte cuadriculado.

El arte no es nada: lo creamos cada uno de los artistas. Para mí Pollock es arte. Un arte distinto, pero arte al fin y al cabo. Las pinturas de Pollock me inspiran sensaciones, no necesariamente buenas, pero consiguen un objetivo fundamental del arte: no dejar indiferente a nadie.

La lengua española no tiene una palabra única para definir este concepto, y debo recurrir al anglicismo thought-provoking para encontrar una definición concisa.

Estos dos meses mis poemas intentarán parecerse a cuadros de Pollock. Tampoco hay que excederse. El surrealismo poético ya es parte indiscutible de mis versos, como habréis observado, y el corazón me pide llevarlo al extremo. Cuando lo haya agotado, bien por perfección (algo que dudo) o por aburrimiento, será hora de cambiar de tercio y pensar en volver al romanticismo de antes.

Sé que para algunos serán palabras colocadas sin sentido. Otros intentarán interpretarlos, ideando pensamientos retorcidos que dén explicación a mis versos. Os aseguro que no hay nada que interpretar. Las palabras fluirán directamente del corazón. Tienen sentido para mí, tal vez para alguien más. Sólo alguien en mi misma situación podría comprender totalmente mis poemas. Pero no os quedéis con el significado. Dejáos llevar por la efectividad contundente de las palabras y los símbolos, las descripciones metafóricas imposibles siquiera en el surrealismo más avanzado; y sobre todo, percibid los efectos.

Cuando compongo música (cada vez menos, por desgracia), busco los efectos, no tanto la música. Hay momentos tenues y momentos estrepitosos. La poética funciona igual. Sólo hay que saber cómo hacerlo.

Si seguís el cánon general de el arte contemporáneo es una mierda, no me odiéis, el viejo poeta de pelo de estropajo volverá. Algún día.

1 comentario:

  1. De momento saca tu nuevo estilo poético:
    quiero ver cuán loco puedes llegar a ser mediante a través del desorden de las palabras; cosa que relaciono con tu situación actual y los sentimientos pasionales a flor de piel que se introducen en una mente poblada por enzimas, tejidos, medias muestrales y proteínas.
    Aún así, me consta que algo quedará de tus siempre radicales intimistas versos en esta, tu nueva forma de expresión.
    Un besote!!

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