lunes, 26 de septiembre de 2011

Otoño entre nosotros

«Sólo entonces (. . . )
supieron que era hermoso atardecer unidos»

Luis García Montero, El jardín extranjero

«El tiempo,
siempre borrando
y siempre escribiendo


Refrán popular



Ventana de mi sombra,
observa atentamente
sin rencor
pasar las estaciones,
la neblina inquebrantable
                                        escapándose
del curioso acontecer del transcurrir del tiempo.

Solitario, recuerdo esa mirada
que se refleja en los atardeceres
parcialmente oculta por el paso de las noches.

Hace algún tiempo, en la perdición de mis recuerdos,
fantaseábamos con aquellas noches
vencidas al aroma de las musas y el viento.
Escapábamos
de brazos del invierno
sin más cobijo que nuestra piel y nuestro sueño,
rociados por una lluvia soñada entre dos.

Soñar con nuestros besos
tal vez forzados entre bambalinas
¿Acaso sólo aquello fue verano?
Los recuerdos, sutilmente evocados,
se me escapan del aire y vuelan entre la hierba;
defenestran
la soledad mórbida que mana de los versos
escritos por un poeta en otro tiempo,
en la soledad del tiempo.

Otoño entre nosotros.
¿Tan veloz,
tan deprisa ha pasado nuestro tiempo?
¿Cómo saber
si no son cenizas lo que se ha llevado el viento?
¿Dónde encuentro una cálida respuesta
cuando el amor se ha adentrado en el bosque del frío
y el terror
                invade las memorias más profundas
del reino de mis sueños?

Fuimos juntos hacia la última sombra que el horizonte
nos deja percibir;
vuelan los recuerdos a lo largo del camino.

Pero aún quedan fantasmas del otoño.
Comprendimos
que el tiempo sin tiempo nos observaba
con ojos de Rimbaud a la espera del alba.

Entonces,
sólo entonces,
descubrimos que era hermoso atardecer unidos,
dar otra vuelta de tuerca a nuestra fantasía,
derrotar en la arena los relojes,
parar el tiempo y vivir nuestra historia,
volver a los orígenes,
volver a aquellos tiempos del amar por amar.

A aquellos tiempos
en los que un te quiero valía más que mil imágenes.

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