lunes, 5 de diciembre de 2011

Análisis de consecuencias

En la cara lleva
tres años perdidos
y el frío de las seis de la mañana.

Van a partirle el corazón.

Luis García Montero, Las flores del frío



Para Silvi, con cariño 



¿Jugamos a las paradojas, cielo?

Yo soy lluvia, soy eterno retorno,
soy viajera de nubes, transeúnte de recuerdos.

Soy heroína desdichada de un reino embrujado
donde amar es morir, donde vivir es soñar.

Mi mundo paradójico
se desvela en las noches de noviembre,
destruido por el filo de las sábanas.

Suicido los instantes.
Mi tiempo pluscuamperfecto quebrado
en el recuerdo cíclico de amarte
y no poder.

                   En la bruma,
el vacío de las tres de la mañana,
cuatro gotas grises que se escapan de mis ojos 
mi pozo sin fondo, agujero negro,
mis noches sin días,
                                 mas ¿terminarán?

Desterrar el inconsciente desnudo,
reclamar la potestad de amar y decidir
y encontrarme tus ojos
cargados de recuerdos cristalinos.

Me estoy muriendo por dentro por estar contigo;
¿no te das cuenta, cielo,
de que tengo el corazón empalado en un cruceiro,
y sin embargo aún sigue
palpitante de fuegos y esperanzas?

Con el arrebato de la heroína valerosa de férreo orgullo y sublimes ideales,
busco aquella estocada que ponga fin al tiempo,
nuestro tiempo,
inútilmente cambiado por pasajeras disquisiciones
y una farsa de guiñoles ciegos.

Decirte "amor" es querer atrapar con el viento
el susurro fugaz de una caricia
desconsolada por nuestro tiempo y el silencio.
Decirte "amor"
es taladrar mi orgullo y mis prejuicios.

Amarte es la única salida. Mas aún no es tarde.

                                                                            Y yo,
         acaso
                   fiel a la desconfianza
de un acto primero mal empezado
me dejé aguijonear por las luciérnagas del arcoiris,

acaso
era también pasar al contraataque,
fingir felicidad
para eludir los hechos con palabras y sueños.

No importa desdicha alguna a la heroína
ni a su corazón turbado y muerto
que yace, impertérrito, en el altar de sacrificios;
mas tal vez no demasiado cerca del amor,
el recuerdo
impregnado de sombras y de versos
escapará desde la cima de la pirámide,
morirá de orgullo.

Devuélveme el amor en tu mirada,
                                                         amor mío,
o te arrancaré los ojos.




(¿Continuará?)

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