martes, 6 de noviembre de 2012

La música

A Ángel González

Si la vida fuera música,
me pasaría las tardes
de cinco a nueve
dibujando en las nubes
componiendo
la eterna primavera de Vivaldi
y el invierno de Piazzolla.


Si la vida fuera música
habría terremotos de timbales
y violas de destrucción masiva
y no habría
conciertos para gerifalte y orquesta.
Tan solo
se
atendería
a reglas puramente musicales,
             armonía,
             belleza,
             ritmo
             constante....

Pero
también hay un poco de nosotros,
y
si la vida fuera música,
en las noches oscuras
envueltas de otros tiempos
la cuerda quebrada del silencio
nos traería
catedrales sumergidas en el viento
del oeste,
la voluntad póstuma del piano
en la pétrea cabellera
de un busto despeinado de Beethoven,
¿o era Schumann? —Ahora
que lo pienso, podría
ser
Liszt.
          Es igual,
pero
te quiero decir
que
si la vida fuera música
me pasaría
las noches en vela
acompasando
canciones en las sombras
deslizando
cada dos por tres un tres por cuatro
reuniendo cuidadosamente las negras con puntillo
en la ribera oculta de tus sábanas de pentagramas
interpretándote despacio en arpegios de amapolas
porque
si la vida fuera música,

serías la más perfecta sinfonía.

Leganés, 6 de noviembre de 2012

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