trece años después, la hora de autos.
Palomas negras
rugen el
ver-
so
ametrallado.
El aire,
perfundido por cuatro truenos
de sangre y ceniza.
El silencio
corta el cenotafio
de los andenes recompuestos por el recuerdo de las manos.
Madrid, 11 de marzo de 2016
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