Yo sé, porque he vivido, y he soñado
y he besado y he descrito
de tu piel los acertijos,
imbatible temblor, la noche en vela.
Yo sé, porque en la estancia en la que habitan
los dos ángeles y el tiempo
recitan tus caricias como versos
estas sábanas que, incólume, abandonas.
Y en mi cuerpo trazaré cada ausencia
como trazan los forenses
en la escena del crimen a los muertos.
Y del polvo brotará una palabra,
la ceniza enamorada
de quien siempre esperó la primavera.
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