viernes, 14 de julio de 2017

Mi voluntad

Vous envierez un peu l'éternel estivant
(...) qui passe sa mort en vacances

Georges Brassens


El día menos pensado
aquel pistoletazo de salida
será un tiro en la nuca.
Vivir para morir. Y recorremos
caminos anfractuosos de ignorancia
creyendo el infinito,
                             abandonando
el trémulo final, gentil descanso.

Bajo estos juncos
enterrad mis palabras y mis huesos.
Que reviva mi carne
donde los hombres sonrían al tiempo
y dejen de matarse.

Traedme unas flores
que huelan poco a cadmio y mucho a ausencia.
El ataúd cerrado.
Que nadie describa mis cenizas.

Interceded por mí ante el Dios Santísimo,
que yo me apeo del burro y de la cruz
con su crucifcado.
Amé al dios de Descartes, caballeros:
entre cumulonimbos
ajustaré mis cuentas con San Pedro.

Yo he visto
salir del cuerpo el alma en un quirófano,
oír susurrar, sutil, su leve ulular lejano
a un viejo cirujano
de aliento frío, de manos temblorosas.

Si os encontráis mi espectro
tocando el bombardino en un refugio
secreto de lechuzas y misterios,
danzad con los Elementales,
que el vino y la ambrosía sacien la angustia de la muerte.
¡Bebed, vivid en mi memoria!

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