viernes, 20 de septiembre de 2019

En la profunda nada

En la profunda nada
reposa el humo triste de un habano
y la canción, pausada
como el soñar lejano,
en frágil luz despierta en su piano.

Se encierra en la alegría
y el lento sonreír, mientras enhebra
palabras de agonía
que con sus manos quiebra
en séptimas inquietas y ginebra.

La oscuridad ardiente,
otrora por los vates distinguida,
recordará silente
la aurora revestida,
la paz entre las cuerdas escondida.

Elige la tristeza.
De sombra el corazón, fértil escarcha.
La trémula belleza
la juventud enjaeza,
y muere en esta tarde que se marcha.

Ahora el rocío dibuja
la noche bajo el vaso en el teclado
mientras la nada embruja
la sórdida burbuja
de alcohol entre sus gafas y el pecado.

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