domingo, 15 de marzo de 2020

Volver a verte

Tan tímida de día.
De noche, una leona de ojos verdes
incisos como espuelas
a veces tan esquivas como amadas.
Es audaz, es preciosa,
despierta la dulzura en cada paso
de su zaina envolvente,
que enreda mis sentidos en el vuelo
de cada vil cabello
mientras en la antesala de mi amor
sonríen los muros ya:
suave cárcel de luz, amable yugo.

Aislado en esta noche
pienso en cada mujer, y reverencio
la vida que me otorgan
en retrato nocturno y en caricias
prohibidas en silencio.
Os amo. Sin vosotras no habría paz
en mis versos horribles.
Os amo y cada día, en cada sitio
eres mi compañera
cada día diferente, cada día
vienes de otro lugar
(mi reina mora ayer, hoy campesina
de noche de pajar
¿mañana una modelo de revista?)
pero siempre eres tú,
o tú, o una de ellas, siempre invicta
en amores de allí
o aquí, en canciones lentas, en los brazos
del fin de nuestra espera,
en el brillo sincero de tu cuerpo
cuando es mío y te admiro
y me haces tuyo y sueño y damos vueltas
y tu luz da colores
con cada vuelta en medio de tu esencia
hasta caer exhaustos
y resumir con suspiros profundos
tus ojos y tu boca
que saben a naranjo y a esa tierra
de las camelias blancas.
Sueño, lloro, percibo. Tu sonrisa
ingenia el terremoto.
No sabes si te miro entre las grietas
pero vengo a buscarte
y, cuando se abran puertas, volveré
para pedir que te quedes,
para que no te alejes de mis tristes
recuerdos junto al trigo.
Lejos me queda el mar. Sólo tus vientos
podrán decirme: sí,
volver a verte fue la gran victoria.

Leganés, 15 de marzo de 2020, 01:39

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