la verdad oculta en tu mirada roja de las diez de la mañana.
El mundo que redimirás te odia por tu aspecto,
yo les odio por su inútil y obstinado sinsentido.
Te llevaría conmigo
después del protocolo
y te llamarías Stephen
y te pondría un piso
y te daría abrazos en las noches de insomnio
que atrav(b)esarían fugitivos tu pelaje.
Pero sé que tienes que morir
y yo alzaré la espada del traidor
y serás carne de inmunohistoquímica.
No me recuerdes como un asesino.
Hospital Clínico San Carlos, puerta K.
3 de septiembre de 2015. 10:07
No hay comentarios:
Publicar un comentario