martes, 6 de agosto de 2019

Una gran historia

Cuando las estrellas no saben decir
adónde van las palabras,
por dónde cicatrizarán las heridas.
Cuando los trenes ya no pasan como antes,
cuando hay una sombra
donde antes murmuraba tu sonrisa
(sí, esa sonrisa que emigró
cuando más falta te hacía).

Cuando estás, pero no quieres,
cuando quieres, pero no puedes,
cuando puedes pero no sabes
sabes, porque no ríes,
lloras porque no está
y, cuando está,
reniegas, callas,
olvidas
y evades otra vez sus ojos
en el sabor inexpresivo
de un abrazo demasiado corto.

Creo que era un amor con demasiados parches,
era un beso besado en un abismo
predecible
(incluso demasiado predecible)
en la absoluta nada
que emana de tu cuerpo cuando escoges
dormir y no cantar,
soñar, devaluar la ausencia
y nos volvemos locos
poniendo naipes rotos en castillo por el aire.

Mis cosas, ya las sabes.
Los trenes pasarán como era antaño
transitando por senderos diferentes.
Cuando ahora cerraremos
la puerta que un día amamos
y que ahora son ladrillos en la sombra,
el próspero equinoccio seguirá
su curso como si nada haya pasado,
y el pájaro aquel, y aquel, y aquel
seguirán volando, siguiendo el mismo rumbo,
y el sol no será más grande o más pequeño
ni más oscuro o más invierno.

La vida es un relámpago en la nada.
Vive. No dejes de cantar. No desesperes
el sueño de la ciencia. Yo también
seré un hombre nuevo. No recuerdes
los endiablados truenos
que he hecho que sufrieras tantos años.
No recuerdes
sino el atardecer en un lugar
desconocido de Varsovia
que por supuesto no tiene cortinas,
los mástiles volubles de los barcos
en la bahía de Cádiz,
las tardes, las arrugas del sofá
que tanto nos conoce,
la pregunta número 531 del trivial
y su lugar exacto,
los patos en París
                         y las
cajitas de música
que ahora yo construyo en la memoria.

Porque es que era un amor con demasiados parches,
¡pero a veces,
sólo a veces gran amor,
qué gran historia...!

Y sólo a veces
hacerle un buen final
concede a nuestra vida por delante
algunas esperanzas
y una llave a tiempo.

Y después
será
como fue entonces
final de finales,
principio de principios.
Luz.
Por siempre.

Madrid, 4 de agosto de 2019

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