miércoles, 30 de octubre de 2019

Esta guardia

A veces yo te amo,
y a veces es la sombra el infinito.
A veces tiembla todo
en la noche y en mí, y el garabato
tan bello de tus ojos
como dos breves nácares, oscuros,
cálidos, misteriosos.
A veces miro al techo en la litera
y me cruzo el profundo desengaño
que a veces nunca exista.
A veces desearía
que al mundo le doliera la cabeza,
y nosotros, sin rumbo
a veces, perdiendo el control
en un control perdido en una planta
de Medicina interna
(no sé, por dar ideas).
¿No dicen que se folla en los quirófanos?
Pero esto es otro asunto:
tornados en tu pelo
y en juventud extrema son tus besos
rigor de otra galaxia,
eterno paradigma la frescura de los labios,
¡oh, tiempo del hechizo,
oh, fulminante y confirmada gloria!

La realidad es distinta:
en este techo infame de los cuartos
de guardias
hay un par de polillas
que juegan con mi tiempo y con el sueño
de que un día suene el busca por placer
y encuentre una mirada y un abrazo
y un cántico y un verso y el clamor
de tus bellas sonrisas infinitas.

A veces nunca duermo
y es tu fugaz recuerdo el que me acuna
las noches imposibles.
A veces, solo un sueño
y a veces imposible.
A veces
sólo a veces gran amor
a veces eres pura y eres mágica,
a veces tan blancura,
a veces tan Romero de Torres
a veces tan recuerdo
y a veces tan ausencia.

A veces tan extraño.
A veces una sombra me desvela,
y ya no somos nadie
y continúa esta guardia
infame y derrotada
que nunca es un contigo,
que nunca es un felices, ni un te quiero.



Alcorcón, 30.10.2019 00:08

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