sábado, 4 de diciembre de 2010

Sueña...

       »Sueña, volátil deseo, sueña, sueña:
jamás despiertes de tu letargo de cristal
un susurro de realidad y maldición.
       »Sueña, volátil deseo,
que me apuñalas con tus filos de verdad.


       »Sueña, triste amor de primavera,
con penumbras de hielo y verdades como espadas,
         sueña otras primaveras
que devuelvan la luz al horizonte nublado,
        sueña esperanza, fantasía, amor,
vuelve a mí los luceros del alba y los soles del agua.


       »Sueña, volátil deseo, sueña, sueña:
recogiendo en la quietud de la madrugada
los vidrios destrozados de sangre y savia,
        sueña el trinar simultáneo celeste,
voces de amor entrelazadas y unidas
en siseantes murmullos de hambre y fuego.  

       »Sueña la grácil liturgia
de un primer beso al pie de la estación,
        sueña la magia de la miel de tus labios
derretida en ardientes pasiones nocturnas y profundas;
        sueña perfección y vitalismo,
sueña en color, sueña en fa sostenido;
que todo cuanto amo y deseo sobre la faz
de este inmundo parecer que decimos mundo
haya tenido razón, justicia y sentido.


       »Sueña, volátil deseo, sueña, sueña:
suéñame con la luna llena sobre las estrellas
mientras te sueño en la oscuridad de mi habitación,
        suéñame infinito, constante,
muriendo entre tus brazos cada minuto,
reviviendo en tus labios cada hora.

       »Y sobre todo
sueña en la perdición de tu ventana,
compañera de viaje en soledad,
        sueña, en la alegoría solemne y tenebrosa
de otra noche más el uno sin el otro,
recuerdos de deseo, amores de piel y corazón,
gemidos de piedra y diciembre
                                                  quebrados
por tu discurrir susurrante por mis venas...

»Sueña, volátil deseo, sueña, sueña...

»Sueña,
              volátil deseo...


»Sueña...
                (...sueña...)



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