jueves, 30 de diciembre de 2010

Pretérito imperfecto

Hoy mis recuerdos se diluyen en un mar de apuntes. 
Infinitas, obsesivas, las proteínas me miran desde el papel
                                                                             y no me dejan pensar en ti
mientras una sombra de fin de invierno me abruma sin retorno
que sigilosa, serena, sombría, se desliza suavemente siguendo a la noche.
Hoy también quiero estar contigo y no puedo, amor;
mientras pasa el tiempo inexorablemente en la soledad de mi vivir.
Me muero sublimemente en el malestar de este invierno gélido y muerto,
me consumo en el devenir de esta nieve de enero
que por congelar me congela hasta las ganas de vivir.

Felicidad de un instante, desconsuelo eterno.
Vivir cinco minutos para morir el resto del día mientras los aminoácidos me ignoran.

Y mientras cien interrumpidas sinfonías de enclaustrado canto que se apegan
a los delirios perfumados de aromas infinitos esta noche me acompañan,
sueño tu pretérita figura aderezada con lamentos evanescentes, luminosos,
evocando esos ojos tristes, sin derecho a contemplar la luz de nuestro amor,
que se ocultan despacio dulcemente entre las hierbas.


¡Soledad! ¡Maldita soledad! No creerás acaso
que mi amor era finito, débil, solitario, impuro,
pues nada más lejos de la inexorable realidad está,

porque esta noche amo a mi niña querida más que cuanto se puede amar en una vida,
porque esta noche creo en las primaveras floridas de trigales y rosas con las que soñé,
porque esta noche estoy realmente enamorado de un espectro de alma y esperanza.


»Soledad de amores, canto de muerte dispongo a cantar,
mas este no será el final de tan impetuosa batalla.
He decidido seguir hasta el final: protector, desafiante,
con el fresco y dulce sabor de mi amada siempre en la memoria,
deseando serlo todo, deseando ser para ella tan sólo,
amándola apasionadamente un día tras otro hasta el final de los míos.

Y poco importará que rondes mi vida, amarga soledad, no me importas;
sólo me importa mi vida, mi amor y las tediosas proteínas
que el Sabio Hidrofílico me enseñó a estudiar una mañana de octubre.

Todo ha terminado, maldita, escapa de mi vida igual que entraste:
sin decir nada a nadie, sin buscar explicaciones,

con la brisa primaveral y los granos de polen que se esparcen por el aire.
Todo ha terminado.
                                Noelia, mi amor, hoy te quiero más que nunca,
aunque los espíritus miserables de odio y soledad se ciernan sobre mis versos
y esta noche me hagan fluir lágrimas amargas de desolación y olvido,
pero aquí sigo, recuerda: protector, desafiante,
con el aroma de tu suave pelo
                                                y el sabor de tus carnosos labios, a cada instante,
honrando la memoria de los besos perdidos en el aire que respiro
en la oscuridad del pasado, en nuestra esencia, en nuestro pretérito imperfecto,
en el último rincón del corazón donde cabe un beso perdido o una caricia.

1 comentario:

  1. aiins!! Es precioso. Me encanta la forma en la que expresas tus sentimientos y la verdad..es más o menos como yo lo siento ^^
    sabes? tus poemas son como leña que alimenta el fuego de mi amor...=P
    ¡Te quiero! (L)

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