viernes, 25 de febrero de 2011

Paradox

Dedicado a los amantes frustrados que siguen amando en el silencio

Lejos.
        Y tan cerca acaso.

Soledad.
          La tormenta arrecia.
                                        Llévame contigo.

No quiero sufrir más por los espectros del pasado,
sigilosos Jinetes del Apocalipsis que en mis sueños se aparecen sin cuestionar mi voluntad.

Suspiros yermos.
                            El semblante vacío.
                                                             Muero por dentro.

Te amo y te odio, subliminal efigie de polvo enamorado,
odiándote en la mañana mientras el sol del mediodía esboza tus contornos,
amándote cada noche abrazado a mi tristeza con lágrimas de plata
deseando, delirando, buscando una salida que no existe.

Mi cabeza se ha disuelto en formol y alucinaciones sin sentido
en las que te busco, amor, sin derecho a encontrarte ni a sentirte,
sin derecho a vivir a tu lado, a acariciarte, a besarte dulcemente
cada monótona mañana que paso contigo.

Te amo, no lo dudes nunca,
te amo en el susurro hechizante de la brisa de un invierno que se agota de calor,
te amo en el clamor profundo de esta tortura cada día que pasa.

Tan lejos y tan cerca, amor,
tal es la paradoja a la que no tengo respuesta.

Y un porqué que no se acalla en mi mente abarrotada de cenizas viejas,
un porqué maldito,
                             un porqué
                        que se ha llevado el viento...

1 comentario:

  1. ...qué te puedo decir Juan...no sé si la ismpiración te vino por mi triste situación (es de esperar que sí, claro), pero de verdad, que me parece de lo mejor que has hecho. Supongo que soy yo por fentro en estado puro...qué bien me entiendes...

    ResponderEliminar