viernes, 9 de marzo de 2012

Smile

Tratar de invocarde la nada el fantasma de un poema
(sin éxito otra vez).
Sequía de tinta púrpura.
Desfallecer queriendo dejar mi alma en la pluma
y no poder hacerlo.
Revelar
la esencia de la noche y el silencio
entre los sauces metálicos de la estación
y una canción de amor
en forma de concierto para trombón y orquesta.
Las ideas
se escurren por las traviesas de la vía del tren
este intento de martes que transformo
en haces de fantasía diluidos por la hipnosis
de las seis de la mañana y de la niebla. 

 
Despertar una ilusión en la mente
y descubrir con algo de sorpresa
que no es sino la realidad oculta al final del libro,
dejar
que escape el tiempo sin tiempo
en la flor de tus sentidos nuevamente desvelados,
sentir, percibir, explorar el roce de sus labios.
Y eso será sólo el principio...

Sonríe.
Disfruta de la nueva esencia que el amor te ofrece.



A veces
me aventuro a imaginar mi vida sin amor,
sin vosotros,
un reflejo de espejos de mi invierno sin flores.
"Echar de menos
sin saber muy bien adónde mirar",
dijo un poeta alguna vez.

(Pero sólo ha sido una reflexión pasajera
y se la ha llevado el tren por delante.)

Yo debía estar en otro lugar del Universo,
mirando desde lejos, omnisciente,
cómo se recomponen vuestras almas,
cómo eclosionan de su latencia milenaria.
Mas
quiso la burocracia cósmica situarme aquí,
cerca de vosotros,
un poco (no mucho) alejado de las corrientes,
un poco (aún menos) separado de vuestro amor.
Y aquí está mi sitio, lejos de todo y con todos,
siempre fiel a los abrazos y los sueños,
peleando hasta extenuarme contra las conjunciones planetarias.

No hay apuesta mejor
que anhelar conociendo el resultado.
Órdago. Todo o nada. Es el fin de los principios
y el principio de una maravilla. Disfrutadla.

Leganés, 6 de marzo de 2012

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