viernes, 28 de junio de 2019

Krka

Sólo los peces saben
adónde mirarán mis ojos ciegos.
En el valle del Krka
el espacio curvado por espejos de tocador
y la rendija inquieta
por la que el niño mira a sus hermanas
cuando es noche cerrada
y aprehende aquellas formas misteriosas.

Sólo mis huellas saben
dónde se esconde el deseo.
Yo sé lo que no he visto.
Quién sabe dónde acaban los triángulos
y dónde empieza todo,
y dónde se construyen las figuras
de cuerpos sin retorno a los que entrego
mi alma y mis tormentos
por una noche más,
por un descubrimiento en cada cueva,
por un atardecer en unos labios,
un canto, una sirena en cada puerto.
Su música intercepta mis sudores
y oscurecen las sombras
del hombre que fui ayer
y que ahora se recorre hacia el abismo.

Y quién sabe qué día
seré de nuevo un niño entre las flores
que mira de reojo enamorado
el cuerpo de su niña en la cascada
en el valle del Krka
para jugar con ella (nada más)
mirar qué bien le queda el bañador
de la tienda de al lado,
para adorar sus ojos como perlas jaspeadas
mientras su cuerpo explica
con ramas y con sangre recorrida
la carne de verdad,
la realidad que espera entre la ropa,
mientras dice su nombre
y espera en el hoyuelo de los pinos
en el valle del Krka
en su rincón secreto, para esperar sonámbulo
a que todos los años se abran paso
y volverá su niña,
providencial sirena,
un verano entre los pétalos del tiempo
y mientras el agua fresca
recorra cada curva de su cuerpo
y deje algunas gotas de rocío
en el valle del Krka de sus pechos
para explorar a ciegas
con la única mirada de los labios.

En el valle del Krka,
bajo aquella cascada
las vidas que se encuentran.

En el valle del Krka,
los primeros amores descansan en la hierba.


Parque Nacional de Krka (Republika Hrvatska),
28 de junio de 2019, 15:36

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