lunes, 24 de febrero de 2020

Retrato

Miro tus ojos
como se mira un retrato en la línea Maginot,
remanso de calor en la trinchera.
Todo vale: huir, morir, desertar,
porque tras la batalla
tus brazos esperan en la estación,
Tu pelo volará con el vapor de tu regreso,
tu verdad de mirada volverá
la pútrida deshonra de la guerra
en forma de paloma, en canción, en abrazos
cegados por la pólvora.


Miro tus ojos
como Bécquer miró las golondrinas
que ya no volverán.
Se sentaba en la roca a contemplar las olas
azules como tú, improvisadas como yo,
grandiosas pero efímeras, como un corazón
que ama, gris y arrítmico, tu existencia lejana;
olas que braman crueles, parece que me dicen
«Te quiero» cada vez que se suicidan
al borde del abismo que miramos
Bécquer y yo, mi amor, tú, corza blanca.

Miro tus ojos,
que es todo cuanto puedo recordar
de aquel tiempo precioso,
cuando eras un bendito fantasma en mi tristeza
y aprendía de tu estela a ser mejor cada mañana.
Las luces se marchitan en la guardia,
todo es más triste ahora
que no puedo encontrarte con las manos
ahora que cada uno prosigue su camino.

Sigo mirando
tus ojos. Estás aquí conmigo, aunque no existas.
Estás aquí y te miro y te deseo.
Aunque cada mañana te despiertes
con rosas de otro hombre, y os queráis.
Aunque sea todo un sueño sin sentido.
Eres las mil espadas de cada sed de amor.

No sé, amor. Son tantos años.
buscando el infinito en lo sencillo.
Cada día, un verso roto
que escucho en del silencio.
¿Vendrás a ser mi flor que rompa el hielo?

Leganés, 24 de febrero de 2020, 00:11

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