Tenemos que indagar en el contorno de las nubes,
definir lo que sienten, sospechar sus promesas,
hacer gala, discreta, de nuestras otredades,
modelar a nuestro antojo su recuerdo.
Tendríamos que ubicar en el silencio
un adverbio aromático, un testigo breve
de nuestra afirmación. Un ara pacis tímida
y certera. Un proverbial sentido a nuestra sangre.
El manantial de acción corta la soga
de luz con un cuchillo, reconstruyendo
de la ceniza amada la figura de su brazo.
La palabra vedada ha escapado, y en las bocas
hay hambre de verdad y hay sed de besos.
Sólo por ti serán, amor, nuestros misterios.
Leganés, 23 de noviembre 2020, 00:12
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