sábado, 4 de julio de 2020

Hacer trampas

a Joaquín Sabina

En el Paral·lel,
una mala tarde la tiene cualquiera.
Han cruzado el semáforo rojo
las mil y una noches:
en el teatro del vicio
los vinos persiguen la sal de tu falda;
no sé,
cada vez más aciago es el lance,
cada vez más tropieza mi voz
en el suelo feroz,
en el margen incierto de las soledades.

Mis bajas pasiones
ahora tienen las alas defectuosas.
Me recuerdo en amores tahúres
de piedra y desgaste,
de sombra sucinta de carne y reproches
con ojos de puerto hacia el fin de mis días.

¿Cómo voy
a escapar de esta rueda vacía,
de esta alcoba oscura
que reúne los restos mortales
de mis oraciones
a esta Venus triste,
sin brazos ni boca con que acariciar
a esta luna condal que ilumina la calle?

Habrá que hacer trampas,
me susurran las musas vestidas de mar
en mis cuentos antiguos.
Habrá que jugar,
una apuesta arriesgada en mi vieja esperanza
más allá del mar,
la verde ilusión de tenerte a mi lado.
Cuando en ese instante ya el mundo sea mío
voy a hacerte una lluvia discreta,
azul y desnuda por dentro y por fuera
a tu forma e imagen,
y besando la lluvia sabrás que me acerco,
bajando la calle
que va de mis nubes oscuras de agosto
a tu dulce sonrisa
o a ninguna parte.



No entiendo por qué
el olvido se trajo las cuentas
de mi última vez

pero, en caso de que
contra todo pronóstico existas
y me vengas a ver,
habrá que soñar
una noble retahíla de abrazos
con que suspirar.

Y arderán las tristezas
bajo los naranjos del puerto sin nombre,
y caerá nuestra lluvia en tus hombros de diosa
explorándote a palmos
con besos en prosa y palabras de brisa
queriéndote el mar en la proa de su canto
el vuelo intrigante en la falda que llevas

Pues sí,
habrá que hacer trampas,
si lo dicen mis musas vestidas de mar
de esos cuentos antiguos.
Habrá que jugar
esa apuesta arriesgada en mi vieja esperanza
más allá del mar,
esa verde ilusión de tenerte a mi lado.
Y cuando en ese instante (que dudo que exista,
pero hay que luchar) ya el mundo sea mío
voy a hacerte esa lluvia discreta,
azul y desnuda por dentro y por fuera
y por fuera por dentro
porque tú, que tienes de intelectual
lo que tienes de guapa
sabrás en mis ojos sinceros
que son para ti,
que lo digo y te quiero
e inclino mi hacienda de ruines palabras,
y besando la lluvia sabrás que me acerco
bajando la calle
que va de mis nubes oscuras de agosto
a tu dulce sonrisa

o a ninguna parte.

Barcelona, 4 de julio de 2020

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