lunes, 22 de noviembre de 2010

Sueño de amor

Sin que se note demasiado...

Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.

Federico García Lorca, "Romancero gitano"


Disfrutar a cada instante de tu eterna pasión
ya es el único motor de esta pobre vida
apaciguada por la soledad de la semana.

Entre la calidez de tus brazos y el ardor de tus labios,

entre luceros y amapolas, el sueño se ha cumplido,
y aquí estamos, mi amor: el uno para el otro,
en desenfrenada pasión, avivando la tímida llama de nuestro amor
en un silencio alterado por gemidos y armonías celestiales.

Pocos sueños llegan a hacerse realidad, pobre amor mío,

pero este se ha cumplido:
amarte tiernamente en la desnudez de la noche
entre susurros, besos, caricias y deseo...

Y me dejo llevar sublimemente por tus manos de seda

que se deslizan suavemente entre lo más recóndito de mi cuerpo
al tiempo que calculo las distancias
para no hundirme en la blancura de las sábanas
mientras busco entre los pliegues y las curvas
el milagro de la vida que se oculta entre tus ropas.

Pocos sueños llegan a hacerse realidad, pobre amor mío,

pero este se ha cumplido...

Y al fin,

apaciguado el deseo de dos amores en un cuerpo,
el palpitar simultáneo de dos corazones sometidos al influjo de tus encantos
va muriendo poco a poco entre besos y caricias
mientras te quiero como el primer día
y mientras percibo los últimos milímetros cuadrados de piel.

Pocos sueños llegan a hacerse realidad, pobre amor mío,

pero este se ha cumplido...

Mientras, dulcemente ahogado en la desnudez de tu presencia,

compruebo que sueño sin soñar,
me dispongo, impetuoso, a llegar hasta el final...

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