lunes, 9 de mayo de 2011

Insomnio - "Nº 2. Metamorfosis"

A Salvador Dalí

Desvelo antifrutal
acomplejado, visiblemente auspiciado en el café de transfiguraciones recluidas. Histeria colectiva de uno, mediada por clatrina, al tiempo que las almas donan su poker-face a los engendros minerales entrometidos en el sauce de la prostitución ambarina. Relojes como puños,  espadas como turbantes, colibríes recortados de un ejemplar del National Geographic; adornados labios deshilachados por áridas puertas de plomo vítreo descamadas por vítores tardíos y absentismo acuoso, humildemente transformado en partículas subatómicas, en luz nacarada y un poco de vodka que se evapora en lagrimales hendidos de dos límbicos cadáveres flotando en el horizonte. Permisividad anonadada sin vicios alternados, en virtud de sesgos vulnerados integrada sin remedio, peleando entre diferenciales de X aturdidos por melancólicas lluvias de asteroides eviscerados. Y algún que otro abril, huérfano, inhibido, que el viento sopla a las cremalleras atascadas de las sonrisas polvorientas de imanes sucedidos en las góndolas carónticas.

En mis lágrimas de verdes ascuas agotose aquel viejo vaso de incomprendida gelatina escamosa diluida en lisozima y Ballantines. El cráneo trepanado de ausencias. Aspiro, legendario,mi última dosis de esta droga que me incita a recordar peces de bífidas lenguas subsistidos rencorosos de miedo y avaricia en el despertar durmiente del árbol del Mal y del Bien al canto escabroso de una thundersheet reprimido por el orgasmo ahogado del ornitorrinco.

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