viernes, 6 de agosto de 2010

La belleza de un instante (meditación tercera)

Hace un instante
mis labios enamorados encontraron el aroma de tus besos por última vez,
hace un instante era feliz.
                                              Ahora soy poeta.

Soy feliz viviendo la belleza de este momento,
tu belleza,
cada vez que te encuentro reduces mis sueños a polvo
y lo que veo me apasiona en tal medida
que soy consciente de que necesito de tu amor para seguir viviendo...

Tan sólo un instante: cuestión de segundos,
pero te echo de menos como si en vano hubieran pasado los años...


Y cuando todo se va,
cuando tú no estás,
cuando mi alma de poeta muere en el intento de retenerte entre mis brazos
me pongo a llorar como un idiota
esperando a que me consueles con tus labios de miel.

Me posee el miedo de volverme hacia ti y no encontrarte,
el miedo a olvidar,
porque aunque aún conservo el dulce sabor de tus labios en los míos
no soy perfecto
                            y a veces olvido...

En cambio tú sí eres perfecta,
por eso te quiero tanto, preciosa,
porque al verte cambia el paradigma de lo bello en sí
tú eres el final de un camino de perfección que recorro eternamente
en la búsqueda de mi vida, mi amor y mis principios.

Recuerda que tus besos dan sentido a mi vida,
recuerda que mi felicidad se esfuma cuando no percibo tu hipnótica mirada,
recuerda que, estés donde estés, siempre y en todo lugar
te amaré infinitamente hasta el fin de mis días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario