miércoles, 6 de noviembre de 2019

El espejo

 que el premio del engaño es el olvido

Luis Alberto de Cuenca

He visto en el espejo a un hombre
plano, que se aferra al inconsciente
para salir al mar, para coger
el coche y recorrer el otoño,
y comprobar que nada está en su sitio.

También he visto a un hombre
soñar otras ficciones, encumbrar
su encanto inexistente
llevando su retrato hacia otra parte
pensando que eres rubia, y que tus ojos
sinceros me miraban cada tarde
y que me quieres (¡sin más datos!),
o que ahora eres morena y eres una
tarde de viernes en aquella esquina
de la calle Hortaleza, y que tus luces
sinceras desde un lado de la mesa
significaban algo.

(A veces veo otros hombres en mi rostro
a los que haría matar, y no me explico
por dónde habrán entrado. Que se vayan.
Será mejor así. Con la cabeza
libre de marionetas y cuentistas.
No me amo. No. Puede ser peligroso.
No me ames. Nunca. Tal vez te suicide.)

Ayer vi a un mal hombre
decir que no lo sabe, que quizás
los hombres sí que las prefieren rubias
y luego una metáfora de clavos
y citas de Machado que valen para todo,
aquello de la senda y las estelas
que copias tan barato de canciones
de Serrat, para disponer de un fulcro
para mover el mundo. Pero nada
realmente habrá cambiado: sólo el vértigo
que da el furor galante de la nada.

Ayer vi a un hombre malo
que busca a una mujer que lo redima
cuando el espejo mismo es la locura.
¡Qué pírrica victoria
y cuanto destruir llevan los versos!
No sé ponerme nombre y, en la angustiosa huida
lamiendo las heridas del recuerdo
que anhelo y no merezco,
sigo mirando cada paso, cada rasgo
que dibuja su pelo en la distancia.
Y sé que no ha de ser sino el silencio
y la muerte certera y la miseria
que tiene su momento en mi periplo
de cada madrugada,
que tiene que ocurrir, y pasará
con más pena que gloria
mientras gira el reloj contra mi vida
y el coche sigue en marcha, y no me mira
al terminar el día.

He roto el espejo. Se acabó.
Qué duras las palabras cuando suenan.
Amor. Sed. Clavo. Púrpura. Soñar.
Qué puedo hacer contigo y qué con nadie.
Cuándo despertaré de la indecencia
de los libros vacíos.
Cuándo seré un retrato de hombre bueno
para no sufrir más.

Alcorcón, 6 de noviembre de 2019, 19:22

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