domingo, 27 de junio de 2010

En el valle de la muerte... (poema épico)

Por variar de tanto poema de amor, aquí va un pequeño experimento de épica.

A la memoria del gran Juan Antonio Cebrián, fallecido en 2007, sin cuya ayuda jamás hubiera conocido esta gran epopeya y otras tales.

Descansa en paz. Fuerza y honor.

En el valle de la muerte            resistieron los trescientos.

Lucharon como valientes        y Zeus les abrió los cielos.

El rey Jerjes se prepara,         junto con sus consejeros,

para dar por fin la muerte      a esos guerreros tan fieros.

“¡Esta noche cenaremos        con Hades en el infierno!”,

les gritaba el rey Leónidas     a los que sobrevivieron.

En el valle de la muerte         resistieron los trescientos.

Van muriendo poco a poco    hacia los desfiladeros,

pues en tan angosto paso       caen y mueren como perros.

El gran Jerjes desespera        con sus hombres bien dispuestos,

Déste han sido derrotados      todos sus barcos guerreros,

pues los hombres de Temístocles    en bien poco los hundieron.

Aun así el persa no cede         ni dos palmos de terreno.

En el valle de la muerte              resistieron los trescientos.

A estos nobles espartanos       ya se les acaba el tiempo

pues al poco sólo quedan       más o menos un ciento,

mas no mella su bravura,       y los inmortales, prestos,

atacan al espartano    como un solo hombre de hierro.

Van cayendo uno tras otro     uno, dos, decenas, cientos,

los feroces espartanos,             pero siguen resistiendo.

En el valle de la muerte            resistieron los trescientos.

Los de Leónidas, dispersos,    son del persa prisioneros,

pero siguen resistiendo              hasta que todos cayeron.

El gran persa es informado:   se ha vendido un traidor griego

que les revela a los persas      un sendero secreto

para así poder cortar                la retaguardia a los griegos.

Sus guardias habían marchado       a reunirse con su pueblo

y al verlo desprotegido                   prestos la ruta emprendieron.

¡Oh, espartano tan mezquino!    ¡Hades te tenga en su seno

por toda la Eternidad                    torturado en los infiernos!

En el valle de la muerte            resistieron los trescientos.

Los persas han rodeado            a los ya escasos guerreros,

dispuestos a acuchillarlos      hasta que todos sean muertos.

Largos regueros de sangre     caen por los desfiladeros.

Los persas lo han conseguido:           matar a todos los griegos.

Elevaron la cabeza                        de Leónidas al cielo,

El gran Jerjes se la lleva             a Persia como trofeo.

Miles de persas han muerto          por matar trescientos griegos,

Trescientos hombres valientes,         trescientos soldados fieros.

En el valle de la muerte                      resistieron los trescientos.

2 comentarios:

  1. Soy otra vez Rodrigo. ¿Tienes mail o algo así?
    Es que en verdad me interesa ponerme en contacto contigo. No he encontrado a nadie de mi misma edad que comparta mis intereses, y creo que podríamos colaborar y ayudarnos o al menos tener una charla interesante.

    Muy buen experimento poético, por cierto. Aquí te dejo la liga para que tú también visites mi relativamente nuevo blog literario: http://paradisum.megustaescribir.com

    Perdona si mi insitencia te incomoda. Aquí te dejo otra vez mi correo: ruycidmx@hotmail.com

    Saludos.

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  2. No te preocupes, no me incomoda en absoluto. Apunta: juanypunto.92@gmail.com
    Siempre es bueno conocer gente con los mismos intereses, así que claro que veré tu blog.
    Saludos.

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